Hace más de treinta años empezó la lucha contra la producción, distribución y consumo ilegal de la hoja de coca y derivados. En esa batalla se invirtió más de mil millones de dólares, se perdió muchas vidas y se fracasó en varias campañas, inclusive con la cooperación internacional. El resultado final de la lucha contra el narcotráfico es un verdadero fracaso. Crece la producción ilegal de coca, aumentan las fábricas de elaboración de cocaína, sube su producción y comercialización y el consumo del alcaloide trepa verticalmente.
Los datos numéricos son claros. El año anterior el crecimiento de los cultivos de coca subió en casi el cien por ciento como resultado de un decreto del gobierno de Evo Morales --¡tenía que ser!-- que autorizó la subida del cultivo de 12 mil a 22 hectáreas, superficie que desde entonces creció en 10 por ciento, llegando al total de 25.500 hectáreas. Indudablemente, el Chapare tiene más hectáreas de coca que los Yungas.
La producción de coca destinada casi exclusivamente a la producción de cocaína se ha extendido de las áreas tradicionales a áreas protegidas, en Madidi, Amboró, Apolobamba, Cotapata, Tipnis, Asunta y otras. En áreas protegidas se cultiva 1.843 nuevas hectáreas de coca. El mercado de Villa Fátima comercia legalmente el 90% del negocio y el de coca de Sacaba el 10%. El precio de la bolsa de coca que hace unos ocho años solo era de 500 bolivianos ahora pasa de los 1.400, lo que quiere decir que al subir el precio sube el consumo.
A 2019, las áreas cultivadas de coca han crecido en los Yungas de La Paz en 9%, hasta alcanzar 16.208 hectáreas, el incremento en Chapare fue 13% hasta alcanzar 8.760 h; en el norte de Paz en 44% para cubrir 468 h de cultivos de coca. El crecimiento más intenso de áreas de coca se encuentra en sud yungas de La Paz, donde llegó a 10.374 h.
Ese panorama dantesco de alza de cultivos de coca ha hecho opinar a la Oficina de las NNUU que hay que reactualizar el estudio de la economía de la coca, y que con la Unión Europea se estudia el rendimiento de la hoja de coca por zonas de producción y el papel de la conversión coca-cocaína.
No obstante los esfuerzos para combatir este flagelo, se puede decir que, en vista de que se sigue aplicando obsoletos procedimientos de tiempo atrás, el cultivo, comercialización de coca y fabricación de cocaína, van a seguir ganando la batalla. Es, pues, necesario cambiar de estrategia y táctica para enfrentar este magno problema.
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