Promotoras y Médicos Sin Fronteras
> La población femenina alteña accede a información acerca de la importancia de los servicios de salud sexual y reproductiva, como la planificación familiar y la atención prenatal
Gladys Wanca Ticona es una madre de 36 años y una de las 16 promotoras de salud comunitarias que trabajan con Médicos Sin Fronteras (MSF) en las calles y en los mercados locales del municipio de El Alto, para educar a las mujeres y adolescentes acerca de la importancia de los servicios de salud sexual y reproductiva, como la planificación familiar y la atención prenatal.
“Mis tres hijos nacieron en mi casa. Vivo lejos del hospital y antes aquí no había una maternidad. Con mi último hijo, el parto comenzó alrededor de las 2 de la mañana. En nuestra área, casi no hay transporte por la noche y los centros de salud pública generalmente solo abren alrededor de las 8 de la mañana. Mi esposo estaba trabajando y por eso llamé a mi madre, que vino con una partera tradicional para ayudarme a dar a luz a mi bebé. El dolor que experimenté fue muy fuerte. No fue nada fácil”.
Ahora, Gladys ayuda a las mujeres de su comunidad a acceder a la atención que necesitan. “No quiero que otras madres tengan que dar a luz solas en casa, como yo y muchas otras”. Dar a luz en los hogares es uno de los principales factores de riesgo de mortalidad materna en El Alto. Bolivia cuenta con la tasa más alta de muertes por embarazo y parto en Sudamérica. Dentro del país, El Alto tiene la tasa más alta de mortalidad materna, con una tasa estimada de 316 muertes por 100.000 nacimientos vivos.
Servicios de salud
escasos
A pesar del incremento en la inversión en infraestructura de salud pública en los últimos años, la disponibilidad y la calidad de la atención en El Alto siguen siendo insuficientes. La población ha crecido un 30 % en los últimos 10 años, convirtiéndose en la segunda ciudad más densamente poblada del país, con más de 900.000 habitantes. Sin embargo, el sistema de salud no se expandió lo suficiente como para cubrir las numerosas necesidades, y la situación es particularmente preocupante en términos de acceso a servicios de salud sexual y reproductiva.
Desde 2019, MSF ha estado apoyando a las maternidades en los centros de salud pública Franz Tamayo y San Roque, en la red de salud Lotes y Servicios en la periferia de El Alto. El proyecto tiene como objetivo aumentar el acceso a partos seguros y disminuir la mortalidad y la morbilidad materna entre mujeres y adolescentes. “La red de salud Lotes y Servicios cubre una población de 240.000 habitantes. En los 13 centros de salud pública en esta zona, solo uno de ellos tenía un servicio de partos que atendía las 24 horas del día antes de la llegada de MSF”, explica Adriana Palomares Paes, Jefa de Misión de MSF en Bolivia.
Luego de realizar los trabajos de refacción necesarios en ambos centros de salud, MSF comenzó a proporcionar atención gratuita, de calidad y adaptada culturalmente las 24 horas durante los 7 días de la semana en las salas de maternidad, incluyendo partos seguros, consultas prenatales y postnatales, así como asesoramiento en planificación familiar. Las víctimas de violencia sexual y de género también reciben atención médica y de salud mental.
Desde fines de 2019, MSF ayudó a dar a luz a más de 500 recién nacidos, con un promedio de 60 partos por mes. “Juntas, las dos unidades de maternidad en Franz Tamayo y San Roque tienen la capacidad de atender cerca de 1.000 partos por año, pero solo en esta red de salud, se estiman alrededor de 4.200 partos cada año”, dice Palomares Paes.
Esenciales en
áreas suburbanas
Los servicios de maternidad apoyados por MSF incluyen un sistema de referencia por ambulancia para emergencias y partos complejos que funciona las 24 horas del día. La ambulancia sirve para llevar a las mujeres en trabajo de parto a los centros de salud y para referir a las mujeres con partos complicados a hospitales de segundo nivel. Esto es especialmente importante por la noche cuando casi no existen otros modos de transporte.
“Tener servicios de atención materna primaria es esencial para reducir la presión sobre los hospitales de referencia y, así asegurarse de que éstos tengan la capacidad de admitir y brindar atención oportuna a las mujeres embarazadas y los recién nacidos que presentan mayor riesgo”, dice la Jefa de Misión. “Para las mujeres, tener una sala de partos con un médico y una enfermera disponibles las 24 horas cerca de sus domicilios puede salvarles la vida y aumentar su confianza en los servicios de salud”.
Culturalmente
adaptado
La mayoría de las personas que viven en El Alto provienen de áreas rurales y buscan mejores oportunidades en la ciudad. La falta de información sobre el sistema de salud en estas comunidades puede ser una fuente de malentendidos y desconfianza en las estructuras sanitarias.
“Cuando comenzamos nuestras actividades, realizamos un estudio para comprender mejor los conocimientos, actitudes y prácticas de las mujeres en El Alto, y lo que surgió fue que el sistema de salud despertaba mucha desconfianza o tenía una mala imagen entre las mujeres”, dice Karen Sambrana, responsable de la Promoción de la Salud de MSF. “Muchas comentaban que no iban a los centros de salud porque el personal no les explicaba lo que estaban haciendo y, a veces, tenían que esperar horas para terminar sin ser atendidas porque los médicos estaban abrumados de trabajo. También mencionaban que no se les permitía estar acompañadas por un pariente durante el trabajo de parto, ni beber ni comer nada caliente después de dar a luz, lo cual es realmente importante en su cultura”.
Para reforzar la confianza de la comunidad en las estructuras de salud y su asistencia a las mismas, MSF adaptó los servicios para garantizar la calidad y mientras tanto prestar atención a estas especificidades culturales, permitiendo, por ejemplo, que la pareja de la mujer esté presente durante el parto. Las promotoras de salud comunitarias, como Gladys, también han sido clave para generar confianza en la comunidad y difundir la información sobre los servicios de boca en boca. “Hay algunas mamás que aún no saben que existen estas maternidades. Me gusta estar informando a la gente para que cada mujer tenga la oportunidad de dar a luz a su bebé de manera segura”.
DIFICULTADES EN MEDIO DEL COVID-19
A pesar de los esfuerzos de las autoridades para controlar la pandemia, el impacto del Covid-19 sobre el sistema de salud se hace cada día más visible a medida que más estructuras de salud cierran o reducen sus actividades, principalmente debido a la falta de trabajadores sanitarios y equipos de protección personal. En los centros públicos de salud Franz Tamayo y San Roque, los equipos de MSF asistieron en el parto de 82 bebés durante la primera quincena de julio, el doble que en la primera quincena de junio. “Las mujeres vienen de más lejos, lo que es una fuerte indicación de que no pueden acceder a la atención materna en las zonas en las que residen”, explica Adriana Palomares.
“Durante estas últimas semanas, nuestro equipo se ha encontrado con enormes dificultades para garantizar el acceso a la atención de las mujeres con complicaciones durante los partos, ya que dependemos para esto de hospitales públicos, cada vez más abrumados por el Covid-19. Nos preocupa que la situación continúe deteriorándose a medida que los casos de la pandemia sigan aumentando a nivel nacional. Estas interrupciones están exacerbando los riesgos para las mujeres embarazadas y los recién nacidos”, señala. “Se necesitan medidas urgentes para evitar un colapso del sistema de salud. El acceso a la atención médica segura para mujeres y recién nacidos debe seguir siendo una prioridad en todo momento”. Bolivia ya reportó más de 85.000 casos de Covid-19 y más de 3.300 muertes, sin mencionar las probables muertes adicionales indirectamente causadas por la interrupción de los servicios de salud durante este período.