¡Al fin!

Después de 11 días de bloqueo, en medio de una pandemia de Covid-19, el MAS, con el pretexto de que las elecciones debían realizarse necesariamente el 6 de septiembre, convoca a sus seguidores en el campo para bloquear el país. Fueron organizados 100 puntos de bloqueo de tal manera que los diferentes departamentos quedaban sin acceso y en las carreteras cientos de vehículos varados, cargados con alimentos, con medicinas con productos para la exportación etc., etc. Una medida realmente atentatoria para la salud y la economía.

El éxito de ese bloqueo se lo pudo apreciar en los innumerables muertos que se dieron en los hospitales al no contar éstos con las medicinas y particularmente oxígeno indispensable para los enfermos con Covid-.19, los cuales quedaron atrapados en los distintos puntos de bloqueo.

Todos los hospitales quedaron totalmente ocupados, sin espacio para recibir más enfermos, una muestra de lo cual fueron los numerosos muertos en la puerta de los distintos hospitales o, lo que es peor, en las calles de La Paz, Cochabamba, Santa Cruz y otras ciudades.

Pese a esa realidad, los bloqueadores no se inmutaron y se llegó al extremo de que los cementerios también colapsaron, además, para evitar mayor expansión de esta epidemia se decidió, con toda razón, que los muertos por Covid 19 debían ser cremados, para lo cual fueron instalados nuevos hornos, ya que los existentes no eran suficientes para esta tarea. Una prueba evidente de esta realidad es el hecho de que, en La Paz, se está habilitando un nuevo cementerio en el bosquecillo de Pura Pura.

Al presente las cifras sobre casos de Covid al 14 de agosto son bastante altas: en Santa Cruz 38.137 casos, en La Paz 24.602, en Cochabamba 11.259, en Oruro 4.237, Potosí 2.843, Tarija 5.539, Chuquisaca 3.477, Beni 5.954, Pando 1.853 casos, lo que sumando en los diferentes departamentos arroja un total de 48.950 casos para todo el país. Estas cifras sin duda han ido creciendo por los bloqueos interdepartamentales, por la total indiferencia de los bloqueadores ante esta cruda realidad.

Pero, ¡al fin! Como dice el refrán “no hay mal que dure cien años”, la semana pasada se recibe instrucciones del gran jefe, cómodamente instalado en Buenos Aires, viviendo como un “pacha” gracias a las previsiones que seguramente adoptó cuando estuvo en el poder para hacerse de unos “ahorros”, gracias a lo cual puede vivir cómodamente instalado en una mansión en esa capital sudamericana, donde además incluso cuenta con servicios de seguridad. PERO, sin medir las consecuencias como lo hizo desde México convoca a los bloqueos para impedir la llegada de alimentos y, con la pandemia, las medidas y oxígeno necesario para atender a los enfermos.

Totalmente definida la fecha el 18 de octubre para las futuras elecciones con base en el acuerdo entre el Tribunal Electoral, el Parlamento, el Ejecutivo y los jefes de los diferentes partidos, se instruye dar por concluido el bloqueo. Pero los daños quedan.

Ese enorme daño será difícil de reparar, son los miles de empleos perdidos por el cierre de empresas, son los centenares de muertos debido a que las medicinas no pudieron llegar a los centros de salud, son los centenares de personas que padecieron hambre, que vieron llorar a sus niños porque padecieron hambre.

El resultado global, según las cifras de la Cepal, es que el PIB se reducirá a menos 5,9%, esto es, nuestra economía no crecerá, por el contrario, decrecerá.

Todo este panorama tiene que ser sopesado en el mes de octubre, cuando vayamos a las mesas de sufragio.