Felipe Toledo Viscarra
Un problema ético ha surgido en el seno del programa Educador Digital. Resulta que la evaluación del Nivel Básico de este programa fue anulada y suprimida del sitio web oficial debido a denuncias sobre personas inescrupulosas que ofrecían sus servicios para “aprobar” el proyecto en nombre de cualquier docente que así lo desee a cambio de un monto económico y la publicación de videos en YouTube que muestran cómo resolver la citada evaluación.
El proyecto de capacitación para docentes y educadores de todo nivel fue lanzado para dotar de competencias digitales a los docentes del país. Avalado por Google, el Ministerio de Educación y Global Tech Educator, este programa se encuentra en su 3ra versión y miles de profesionales de la educación lo siguen diariamente por sus canales de YouTube.
Hablo de ética, puesto que la razón para anular dicha evaluación se da por una contravención: hacer trampa o chanchullo (como lo conocemos popularmente). Una práctica muy criticada y frecuentemente sancionada por los mismos profesores. Para este evento, se entiende muy bien que tanto ofertantes como demandantes de servicios ilícitos son igualmente culpables en la comisión del hecho.
El caso se agrava cuando se sabe que los profesores del magisterio que se encuentren inscritos en la página el Ministerio de Educación recibirán un certificado en caso de aprobar los niveles del programa mencionado. Algo que, sin duda, avalaría su competencia digital para dictar cursos virtuales.
Bajo este escenario, cientos de profesores honestos y con ganas de aprender hemos quedado en suspenso a la espera de una solución. Otros colegas han banalizado el hecho en las redes sociales, aduciendo que esta práctica se da desde la 1ra versión y que es por demás conocida por todos.
La clave en este asunto es aceptar que una evaluación para un MOOC (por sus siglas en inglés) o Curso online masivo y abierto no puede ser realizada de modo personalizado. Esto debido a la gran cantidad de participantes y al monto económico que representaría la contratación de evaluadores. Entonces, queda claro que a lo único que se puede apelar es a la ética y conciencia profesional de cada docente.
Considero que este problema es insubsanable en esta etapa de transición que estamos pasando, me refiero de la modalidad presencial a la virtual. Por lo tanto, habrá que priorizar el esfuerzo de la gran mayoría que de una u otra manera se dieron medios para aprobar estas capacitaciones, por encima de resaltar el fraude de una parte de los participantes.
Por el bien de los profesionales docentes y, sobre todo, por su imagen frente a la sociedad es urgente que se brinde opciones en beneficio de la gran parte que trabaja con rectitud moral.
NOTA: el sitio web del programa Educador Digital es https://www.gegbolivia.org/
El autor es profesor.
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