Elvis Núñez Fernández
Se flexibiliza la cuarentena y las personas pueden retomar algunas actividades laborales, personales y hasta profesionales, pero esa determinación no significa que uno pueda flexibilizar su seguridad personal, dejar hábitos de higiene que hasta el momento hemos adquirido, abandonar protocolos de protección como el uso de barbijo (tapa boca), lentes o mameluco, porque como en otros países corremos el riesgo de generar un rebrote epidémico.
Algunos países de Europa, como España o Francia, en el pasado mes enfrentaron dicha problemática porque las instancias de Gobierno decidieron flexibilizar sus medidas de restricción y habilitar algunas actividades económicas, como el turismo o de centros de distención para la población más joven, pero estas determinaciones generaron un rebrote epidémico, que a la fecha sigue.
En esos países, con mayor inversión económica en salud y mejores condiciones no solo médicas, sino de equipamiento y de infraestructura, se puede atender a muchas más personas afectadas por la pandemia y salir de ella sin generar traumas sociales.
Pero en Bolivia, donde antes del ascenso de la curva epidemiológica los centros de salud ya estaban colapsados, con escasez de oxígeno, sin suficientes medicamentos, insumos ni personal médico, entre otras falencias, miles de personas no solo deben afrontar el Covid-19 en sus domicilios, sino el fallecimiento de casi 5.000 personas en todo el país, además de más de 113.000 infectados y más de 52.000 personas recuperadas.
Ante una flexibilización de la cuarentena, incluso las medidas de control, resguardo y protección que se aplica, por ejemplo mediante la Policía Boliviana, podrían generar más bajas por enfermedad en esta institución, aspecto que debilitaría las condiciones de trabajo, a pocas semanas de desarrollarse las elecciones generales, donde la presencia de miles de votantes generará otros riesgos. En poblaciones rurales la presencia policial no pasa de 50 personas.
Por otra parte, es difícil que solo las autoridades de Estado mantengan las restricciones propias de una cuarentena, porque surge la crisis económica, por lo que muy pocas familias pueden aceptar un encierro, sin generar alguna actividad para obtener ingresos económicos diarios, incluso para enfrentar al Covid-19 u otras afecciones de salud.
Ahora las autoridades del Ejecutivo han determinado flexibilizar restricciones para, por ejemplo, la reapertura del espacio aéreo, así como el tránsito y comercio en municipios fronterizos, en coordinación con países vecinos. Se amplía el horario de circulación hasta las ocho de la noche, además de fines de semana hasta las cuatro de la tarde. Flexibilidad que exige más operativos de control policial, porque la gente aún no asume la disciplina horaria como mecanismo de seguridad sanitaria.
En ese sentido, solo queda que cada persona y familia apliquen sus propios protocolos de bioseguridad, que eviten ir a lugares donde pueda haber aglomeraciones o riesgos para la salud porque no se utiliza elementos de bioseguridad. Nuevamente cada ciudadano debe asumir sus propias políticas de resguardo.
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