Mediante carta a la Presidenta
El ingreso de transgénicos al país impactaría al sector de las semillas nativas de Bolivia, particularmente sobre una variedad nativa de maíz, según la alianza científica sobre ingeniería genética (SAGE siglas en inglés).
La advertencia fue realizada en una nota enviada a la presidenta Jeanine Añez y a los a los miembros del Comité de Bioseguridad de Bolivia así como a otras autoridades bolivianas con respecto a la introducción o aplicación de cultivos transgénicos en Bolivia, en virtud del decreto titulado “DS 4232/20 y 4238/20.
“Vía comunicaciones con la Plataforma Bolivia Libre de Transgénicos, así como con otras personas interesadas de muchos países y organizaciones, nos hemos informado sobre la legislación, que inevitable y adversamente impactaría el sector de semillas nativas de Bolivia…”, señalan.
Sostienen que la introducción “representaría una amenaza significativa en la capacidad de Bolivia para proteger la pureza de los recursos filogenéticos, representando también un grave riesgo para la salud humana y ambiental”.
En la carta muestran la preocupación por el flujo de genes transgénicos no intencionado al germoplasma del maíz nativo y otros cultivares, por la erosión de la biodiversidad y resiliencia de la agricultura boliviana, y las consecuencias adversas para la salud humana y ambiental causadas por el drástico aumento del uso intensivo de plaguicidas y otros productos químicos en la agricultura.
“Las personas que firmamos esta carta tenemos décadas de experiencia en las áreas de biología vegetal, virología, manejo de malezas, genética y fito mejoramiento, impactos de plaguicidas en la salud pública y comunitaria, así como en la calidad ambiental”, señalan los autores dela misiva.
Aseguran que abrir las puertas a los cultivos transgénicos en Bolivia, tendrán las siguientes consecuencias: Deterioro de la salud de niños y adultos; deterioro de la ganadería a medida que los cereales transgénicos invaden y contaminan el suministro de alimentos; pérdida de diversidad; aumento masivo del uso de plaguicidas debido a la aparición y rápida propagación de la resistencia de las malezas al glifosato y otros herbicidas relacionados con variedades de cultivos transgénicos; reducción significativa del contenido de nutrientes y micronutrientes en los alimentos, impulsadas por la disminución y deterioro de la calidad de la proteína en el maíz y la soya.
También provocaría la erosión de la diversidad de semillas; pérdida de la salud del suelo, que conduce a una mayor dependencia de los agroquímicos y variabilidad extrema en el rendimiento de los cultivos, con lluvias inadecuadas; disminución de la salud física de los trabajadores agrícolas, aumentando la frecuencia de varias enfermedades crónicas y problemas de salud mental, incluido el suicidio.
Advierten que los agricultores caen en el círculo vicioso por la creciente dependencia a los herbicidas, debido al número de malezas resistentes que generan los transgénicos.
A eso se suma la contaminación del suelo, el agua y el aire en todo el país; y el aumento de los costos de producción agrícola, junto con rendimientos de cultivos más bajos y erráticos, que socava la viabilidad de los agricultores y provocará una pérdida sustancial de ingresos de exportación e ingresos tributarios.
A pesar de toda la advertencia que se explica en la carta enviada a la presidenta Jeanine Añez, en los últimos días los productores del oriente así como cámaras empresariales se unieron para expresar su rechazo a la Acción Popular que interpuso indígenas de la nación Guaraní.
Argumentan que el uso de semillas mejoradas aseguraría la alimentación para el país y volvería a los productores más competitivos en el mercado internacional frente a países de la región; y retrasaría el avance de la biotecnología en la agricultura.