Hay posiciones muy preocupantes en la comunidad nacional sobre lo que pudiese ser el futuro tanto por los avances de la pandemia del coronavirus como de la crisis económica y social que puedan sobrevenir; la falta cada vez mayor de empleo y las pocas y negativas posibilidades de las empresas en funcionamiento enfrentan condiciones no apropiadas para pensar en posibles aumentos salariales a sus empleados y obreros que también viven con la angustia de perder sus empleos porque miden la situación por la que atraviesan sus fuentes de trabajo. Hay preocupación en la comunidad porque se ha llegado al extremo de ver cerradas las iglesias debido a la cuarentena que, evidentemente, requiere que la población se cuide y evite contactos masivos que podrían ser portadores del virus letal que, por los resultados conseguidos, parece solazarse por las víctimas logradas.
Hay angustia en la población, especialmente en la que nada tiene que ver con las políticas partidistas, por lo que pudiesen pensar y hacer los partidos, sus militantes y candidatos porque, debido a experiencias del pasado, saben que todos ellos, poco o nada se interesan por las conveniencias del pueblo, por la salud y vida de las personas y viven abstraídos “por los intereses partidarios y cómo alcanzarán el poder”. ¿Qué hacer ante este panorama incierto, irracional, inconsciente e irresponsable donde todo muestra que más importaría la política que el país?
Hay angustias y preocupación por el estado en que están los niños con escuelas y colegios cerrados si bien una parte alcanzó la educación alternativa mediante los medios cibernéticos, pero ¿qué de una mayoría que no sabe de esos sistemas o no cuenta con los equipos o están alejados de los centros poblados?
Ante esta situación compleja, diversa, punzante, dura y hasta dramática ¿qué hacer o pensar? Lo grave es que la misma causa problemas en los hogares porque los padres no saben cómo encarar la forma de tranquilizar a los hijos ni infundir paciencia y disciplina necesarias. Pero, innegablemente, el accionar de políticos y sus partidos también es factor de intranquilidad e inquietud porque no encuentran, mediante radio o televisión, que esas agrupaciones participen de las penas, angustias y preocupaciones de las familias; parecería que para la política partidista poco o nada significa el pueblo y que cualquier situación difícil pase la población no tiene importancia; nadie sabe de palabras de aliento, comprensión y hasta resignación por las pérdidas a familias que sufren y además se sienten intranquilas por la posibilidad de perder a otros seres queridos que se encuentran en estado delicado de salud debido a la pandemia. Hay, pues, indolencia, indiferencia y nomeimportismo en los políticos que sólo viven interesados en lo que les conviene y en la realización de elecciones en las que tienen esperanzas para alcanzar el poder. Así las situaciones, surge la interrogante: ¿se habrán dado cuenta los políticos de estas realidades? ¿Convendrán alguna vez en participar de las inquietudes, penas y angustias de la población o seguirán pensando en ellas como factor para conseguir votos?
Sería importante y necesario que la política partidista se adentre en las preocupaciones del pueblo, participe de sus inquietudes y angustias, que tengan conocimiento de sus dolores y lutos, que no utilicen algunos casos sólo como medio de propaganda, sino que lo tomen como un hecho humano digno de participación y hasta condolencia y forma de compartir angustias y dolores.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |