Cuando se observa a los partidos políticos que tercian para participar en las elecciones de octubre próximo, se encuentra que la mayoría tiene proposiciones conservadoras y hasta reaccionarias, pero sin buenas perspectivas, mientras otros, los menos, muestran visos de tendencias progresistas que permiten vislumbrar algunos rayos de esperanza para el futuro del país y sus habitantes.
Por lo que se conoce, esos partidos conservadores tienen como punto central de sus programas llegar al poder y aplicar programas que no tienen el contenido que se espera y que, en casi todos los casos, lo que quieren es prolongar y “perfeccionar” el régimen evista tumbado en noviembre pasado y que maniobra en forma desesperada para volver a sus andadas.
Esos son los partidos “perfeccionistas” que no dan la menor muestra de renovación ni de reformar el régimen de Evo Morales que se atornilló al gobierno durante catorce años utilizando toda clase de malabarismos y trampas. No tocan el problema capital de la Constitución reaccionaria del 2009, el problema social, la cuestión agraria, etc. y mucho menos hablan de hacer modificaciones al Estado colonial y neofeudal que agobia a nuestra nación.
Mientras esos partidos buscan el “perfeccionamiento” del orden populista de Evo Morales, otros, pocos por supuesto, si bien son también opositores, hacen algunos planteamientos progresistas y ofrecen algunas reformas de forma, pero no de fondo, o sea que en gran medida siguen los lineamientos conservadores de otras tiendas políticas. Su desorientada posición en relación con la realidad nacional revela que inclusive están coqueteando con el partido defenestrado por el pueblo hace un año.
El tema central de la política actual del país es la Constitución, que es la brújula que orienta al país hacia su destino. Pero sobre este asunto sustancial ningún partido dice algo y así, finalmente, se identifican con los otros partidos conservadores y de viejo cuño.
El pueblo boliviano busca salir del pantano en que se encuentra y avanzar hacia un nuevo régimen, pero como se ve, al estudiar los programas de gobierno de los partidos que participarán en las elecciones de octubre, no se encuentra alguna referencia que permita tener esperanzas para un promisorio futuro para las nuevas generaciones. En esa forma, se puede pensar que hay pocas esperanzas de salir del pantano, ya que todos los partidos no han pensado más allá de sus intereses personales y solo buscan “perfeccionar” el nefasto pasado.
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