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Falta de estadísticas no permitió llegar a personas más vulnerables


La ausencia de datos estadísticos frenó la ayuda a las personas más vulnerables en la pandemia, debido a que muchos gobiernos, incluido el de Bolivia, no contaban con esta herramienta para llegar a los más necesitados. Es por eso que se tomó lo que había en la mano, según expertos económicos.

La Covid-19 puso a prueba la capacidad de los gobiernos para brindar ayuda financiera y otros tipos de asistencia a las personas vulnerables. Aunque 200 países y territorios han planeado o implementado medidas de protección social en respuesta a la pandemia, muchos gobiernos tuvieron dificultades para identificar a los trabajadores informales que no estaban cubiertos por los programas de asistencia o seguridad social disponibles para los empleados del sector formal. Las normas de distanciamiento social y las cuarentenas complicaron aún más la tarea de ayudar a quienes lo necesitan, analiza Mari Elka Pangestu en su artículo titulado “El poder de la identidad digital”, publicado en la web del Banco Mundial.

Pero en algunos países los sistemas de identidad digital permitieron que las autoridades identificaran en forma confiable y remota a las poblaciones, e hicieran transferencias en efectivo de emergencia a los grupos vulnerables como mujeres y niñas, personas pobres, trabajadores informales e inmigrantes, habitantes de áreas remotas y refugiados.

Por ejemplo, un sistema de identidad digital permitió a Chile preinscribir rápidamente a millones de nuevos beneficiarios a los programas de asistencia social y que la gente pudiera verificar en línea su situación y, en caso necesario, solicitar cambios. En Tailandia, donde más de 28 millones de personas solicitaron un nuevo beneficio para los trabajadores informales afectados por la pandemia, el gobierno pudo detectar y separar a quienes recibirían la asistencia a través de otros planes. Y recientemente las autoridades indias lograron efectuar pagos rápidamente a más de 200 millones de mujeres a través de un programa de inclusión financiera, gracias a mejoras en los procesos que incluyeron la vinculación de las cuentas de cada persona con su identificación digital.

Bolivia

Sin embargo, en una entrevista anterior, el economista y docente de la Universidad Técnica de Oruro (UTO), Ernesto Bernal, advirtió que la falta de datos estadísticos y la actualización de los que ya existen será una de las trabajas para llegar a la gente más necesitada.

Por ello, las autoridades se basaron solo en los que recibían los bonos, como la Renta Dignidad, Juana Azurduy de Padilla, debido a que no contaba con el universo informal de personas que viven al día de su trabajo. Por esta situación la efectividad de los bonos no fue el esperado por la gente.

Expertos regionales también indicaron que una de las falencias y el poco éxito de las cuarentenas, era la falta de información estadística y los medios para llegar a los más vulnerables.

Identidad digital

La experta del Banco Mundial sostiene que los sistemas de identidad digital por sí solos no son la panacea para llegar a los grupos vulnerables, sobre todo, esos esquemas requieren el acceso asequible a la infraestructura digital.

“Cuando eso existe, la identidad digital brinda los cimientos sobre los cuales construir otras aplicaciones y sistemas importantes. Como los sistemas de identidad digital permiten que las personas efectúen transacciones de manera remota, también pueden facilitar los pagos digitales (a través de transacciones sin efectivo) y una mejor gobernanza de datos (permitiendo transacciones sin papel y protegiendo simultáneamente la privacidad)”, señala.

Las identificaciones digitales, los pagos digitales y la gobernanza de datos tienen importancia en sí mismos; juntos constituyen un poderoso bien público.

En Bolivia no todos tienen acceso al sistema de intermediación financiera, por lo que los pagos debían realizarse mediante la presencia física del beneficiado, pero si hubiera contado con una cuenta, la situación hubiera sido más segura y de manera electrónica.

A medida que la digitalización avanza, las actitudes relacionadas con la protección de los datos están experimentando un profundo cambio. Las violaciones de alto perfil a la seguridad de los datos y el mal uso de la información han llevado a que la gente, con razón, sea más consciente de las amenazas a su privacidad.

Las nuevas normas y regulaciones otorgan a los ciudadanos mayor agencia en cuanto a sus datos personales y los nuevos modelos en línea descentralizados procuran desplazar el poder de las terceras partes hacia los usuarios.

Los sistemas de identidad digital mal planificados pueden crear riesgos para los datos personales o exacerbarlos ; pero con un diseño cuidadoso estos sistemas pueden fomentar el uso responsable de los datos y su reutilización, permitiendo que sea la gente quien los controle.

 
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