La indisciplina social, que es el marco general de las actividades públicas y civiles del país, se ha puesto en evidencia en la actual pandemia por la Covid19. Esta emergencia sigue exigiendo medidas de bioseguridad desde lo individual a lo colectivo, pero en ambos se percibe falta de cuidado y de acatamiento a nivel nacional, pese a las frecuentes recomendaciones de las autoridades de salud y del sector médico.
Esta situación en La Paz se hace especialmente notoria. En algunas regiones como la de El Alto el desacatamiento se encuentra confundido con una marcada impronta de menoscabo de las políticas oficiales adoptadas, ciudad donde con cierta credibilidad se toma la pandemia como dudosa versión difundida con fines políticos por el Gobierno.
Pero al margen de ello, por la indisciplina social, incluidos los sectores medios y acomodados de los centros urbanos, se toma la situación a la ligera o, según el dicho popular, “a la que te criaste”. Tal actuación es una de las causas eficientes del incremento de la Covid. La realidad es que las medidas preservativas contra esta peste son incumplidas hasta el presente o simplemente se las cumple a medias. También vamos a convenir en que el control tan decantado por las autoridades está y ha estado demasiado flojo. La pandemia no podía ser la excepción.
Lo anterior llevará al departamento a fines de septiembre aproximadamente a 40.000 casos positivos, encontrándonos hace 10 días en 32.700, habida cuenta que este departamento aporta más de 300 contaminados por día, después de leves descensos. Referente a los recuperados, estamos muy rezagados en comparación con Santa Cruz que registra más de 37.000 restablecidos, constituyendo el 63% en todo el país, estimación que según otra fuente sería hasta del 71% de recuperados. Este dato se debe, sin duda, al mejor y mayor equipamiento médico y de terapia intensiva de Santa Cruz.
El relativo retorno a la normalidad anterior a la pandemia en casi todos los departamentos --con la reapertura de la probable generalidad de servicios, que ocasionan la afluencia de público--, está acompañado de un desajuste de la bioseguridad personal y de grupos, prescindiendo de uso de barbijos, guantes, distanciamiento, etc. En los fines de semana la concentración de partidarios de las candidaturas ha de provocar mayor número de contagios, que ha de evidenciarse en un plazo de siete a catorce días, en opinión de epidemiólogos, episodio que ojalá no se confirme. Descuidos semejantes pero presumiblemente menos desprolijos que los practicados en el país, han producido rebrotes pandémicos en países como Israel --su tercera recaída--, España, Inglaterra, etc.
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