Jugó como si no hubiese cargado sobre sus espaldas los seis meses de parate. Dominó el pleito durante largos lapsos, estuvo en ventaja e incluso pudo ganar sobre el final. River jugó un gran partido en el reinicio de la Copa Libertadores: igualó 2-2 ante San Pablo en el Morumbí por la tercera fecha del Grupo D. Rafael Santos Borré y Julián Álvarez anotaron para los conducidos por Marcelo Gallardo. Enzo Pérez y Angileri, ambos en contra, las conquistas del dueño de casa.
Buscando sacar provecho de su mayor ritmo físico y rodaje (el local viene jugando el Brasileirao, mientras que el Millonario disputa su primer cotejo tras seis meses de parate), San Pablo buscó presionar alto para asfixiar a su adversario. Así, a los 6 minutos, Hernanes hizo volar a Franco Armani y, a los 8, tras un centro desde el costado, Reinaldo remató, el balón dio en Enzo Pérez y abrió el marcador.
Pero la visita no se amilanó. Por el contrario, consiguió hacer pie unos metros más adelante, hacerse de la pelota en campo contrario y lastimar. El planteo del Muñeco, con tres puntas moviéndose continuamente (más allá de que Julián Álvarez, eventualmente, ocupó espacios sobre la izquierda), no ofreció referencias al dueño de casa y lo incomodó.
El juvenil de la Selección Sub 23 inquietó con un remate que rechazó el portero brasileño, el esférico pasó a correr entre los botines riverplatenses y a los 18 minutos llegó el empate: Matías Suárez filtró para Álvarez, quien encontró solo a Borré dentro del área para la estocada y el festejo.
A partir de allí, por largos lapsos, River logró defenderse con la pelota, más allá de que cuando logró tomar velocidad San Pablo amenazó con inquietar. Incluso un par de salidas poco prolijas del local casi terminan en peligro para los conducidos por Marcelo Gallardo.
Un disparo mordido de Tche Tche y un par de corridas de Suárez a las que le faltó la puntada final ofrecieron las últimas emociones antes del descanso, además de un par de tumultos que marcaron la temperatura de un intenso duelo copero.
River sostuvo a postura en el inicio de la segunda parte, con la presión sobre la salida y algún balón aéreo en el que generó zozobra. A San Pablo le costó la elaboración, pero desde la experiencia de Hernanes y las trepadas de Igor Vinicius hablló algunas grietas. A los 8 minutos, un remate de Igor Gomes pasó cerca del palo izquierdo del arco de Armani.
Más allá de que no modificó su plan, el cansancio comenzó a hacer mella en los músculos visitantes, por lo que a los 60 minutos el DT empezó a mover el banco de suplentes. El colombiano Jorge Carrascal ingresó por Matías Suárez, de gran desgaste, para no perder frescura. Con el correr de la acción River empezó a sentir el parate. Sin embargo, apostó a no prestarle la pelota a su contendiente, para sostener el deseo de ganar y evitar padecimientos.
La búsqueda de la Banda tuvo premio a nueve minutos del final, cuando tras un balón peleado por Martínez Quarta dentro del área, Julián Álvarez anotó el 2-1 con un remate alto. Pero dos minutos después, en otra acción desafortunada, Angileri convirtió el 2-2 con un rechazo defectuoso.
Sobre el final también tuvo la chance de quedarse con los tres puntos: tras una pelota parada, Javier Pinola cabeceó desviado en una posición favorable. En conclusión, River volvió a jugar. Y volvió a ser el Millonario que llegó a las últimas dos finales de la Copa Libertadores. Ya sin Quintero ni Scocco, con Casco afectado de coronavirus y Pratto lesionado; pero con la habitual capacidad para reinventarse. Ahora, con Álvarez como agradable sorpresa (fue la figura).
El Grupo D quedó totalmente abierto: Liga de Quito lidera con seis unidades, pero River y San Pablo aguardan agazapados con tres. Binacional cierra la tabla con tres puntos. El 22 de septiembre, la Banda volverá a jugar en Lima ante los peruanos. En Brasil dejó un mensaje claro: el parate no dañó su mística copera.