Choques rudos, pero saludables

A unos días de las elecciones de 2020, Bolivia enfrenta choques rudos, pero saludables en la conquista del Poder de Estado. Mas, todo se decantará en las aguas turbulentas que se avecinan, sobre todo en la gestión del Poder de Estado.

LA IMPORTANCIA DE LOS PARTIDOS

Los partidos políticos en Bolivia son onnifuncionales cumplen con tareas numerosas y diversas. Así, por ejemplo, ellos aseguran un encuadramiento temático, doctrinal e ideológico de los electores y de los candidatos.

En aquel sentido, los partidos políticos esclarecen y alimentan el debate, explicando claramente lo qué habrá de elegir el elector.

Son ocho partidos los que intervienen --en fecha 4 de octubre de 2020-- en el juego electoral de la conquista del Poder de Estado; ello mismo representa la garantía que se da a sus derechos. Esta pluralidad se da y viene de la Libertad de Asociación, elemento que permite la libre expresión del sufragio; sin embargo de ser desventajosa para impedir que una fuerza prominente en movimiento, gane fácilmente las elecciones generales de 2020 y con ello se sienta el mejor tenor del mundo para cantar el Ave María de Franz Schubert.

LAS OPINIONES QUE SE PERFILAN

En aquella realidad que se vive a septiembre de 2020, los entendidos en la actividad política dicen que los partidos “no pueden hablar de profundizar la democracia, sino son capaces de dar la cara al país para poder ofrecer sus propuestas” (1). Otros políticos expresan “que se usa la conflictividad como estrategia de campaña” y los demás, consideran que es un “retroceso el eludir los escenarios de debate que ofrece el país”.

Choques duros que llaman a los partidos políticos a organizarse y ejercer libremente sus actividades, donde lo mejor que se aprecia resulta el acceso a los medios de información del Estado; todo lo cual les está asegurado de manera equitativa, bajo el control administrativo del Tribunal Supremo Electoral y el control jurisdiccional del Poder Judicial. Por ello y afortunadamente, ninguna confusión se vislumbra entre los partidos políticos y el aparato de Estado. Y también conviene decir --así sea de paso-- que la corrupción del dinero y la violencia no se tolera en Bolivia, conforme a la legislación establecida. Los partidos y los candidatos están llamados a publicar sus gastos de la campaña electoral.

En un panorama tan plausible, los partidos políticos pueden hacer hasta ¡Contratos de Legislación!, dentro de los quince días siguientes a la victoria del programa ganador. Compromisos de realizaciones de determinados puntos del programa victorioso, que importa la participación del Ejecutivo y el Parlamento. Objetivo que puede definir un trabajo armonioso, hasta el final del periodo de legislación. Contrato que también importa a las vías como a los medios para su realización.

He ahí lo saludable de toda la turbulencia que se avecina, en la conquista y la gestión del Poder. Donde la organización regular de las elecciones con sufragio universal directo y secreto permite al Pueblo expresar su juicio de valor sobre la actividad de los elegidos o gobernantes y sobre el manejo del Poder.

Los partidos mayoritarios y aquellos que conforman la oposición representan el veredicto expresado por el sufragio universal. De momento sólo hasta aquí y, ¡ojo!, si la confianza del país les estuviera rechazada, no habrá lugar a una dinámica salvadora deseada por el Soberano.

1.- EL DIARIO: Candidatos deben asistir a debates para poder difundir sus propuestas. La Paz 12 de septiembre de 2020, Pág.1.