Perfil del político en Bolivia

Desde la recuperación de la democracia en los años 80 y antes de la finalización de los 70, la juventud de ese entonces, de la cual fui parte, soñamos y luchamos para cambios sustanciales y estructurales del Estado. En ese tiempo se veía a políticos de turno, de facto, cotidianamente salir en medios de comunicación escrito, radial y televisivo, manipulados por ellos, para mentir y acallar a la población que se encontraba amordazada por el accionar de los violentos, golpistas militares y civiles, que más que beneficiar al país, iban en contra de ella y favorecían a los “salvadores” del país, llenando sus bolsillos y egos paranoicos de liderazgo y grandeza.

Pero la pregunta es, desde esa época a este Siglo 21, ¿ha cambiado el perfil del político actual? Hay un dicho popular que dice: “Las malas costumbres se las aprende rápido y, las buenas no”. A lo que añado: “Las malas se las “mejora” y, las buenas se tarda en adquirirlas o se las desecha”.

La respuesta es NO. Los actuales políticos, como se denomina a los nuevos políticos, la nueva sangre, el nuevo liderazgo, líderes, caudillos, etc., resultaron ser buenos alumnos de los viejos políticos, que incluso ahora son parte de la actual política en el país. Por lo mencionado, me permito esbozar una lista, que se encuentra petrificada en el perfil del antiguo y actual político: es manipulador, mentiroso, adulador, ladrón, hipócrita, oportunista, embaucador, golpista, llunku, machista, ignorante, sin educación básica, megalómano, supuesto defensor de los derechos de los niños y las mujeres, de los adultos mayores, de las personas con capacidades diferentes, de las Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans (LGBT). Es terrorista, narcotraficante, pedófilo, hecho al gallito, lengua larga, cobarde cuando las papas queman; para lograr votos hipócritamente se disfraza de originario, indígena, mestizo, blanco, de clase baja, media, intermedia, de la alta sociedad, facineroso, orgulloso, melancólico, egocéntrico, falo céntrico, triunfador, hecho el solidario; saca fuerzas estomacales para comer con la población común, lleva siempre consigo gel o jaboncillo líquido para lavarse las manos después de saludar a la plebe. Muestra sonrisas fingidas, esforzadas y falsas, hace creer que se identifica con las clases deprimidas, sabiendo que su realidad es comer, vestir, y dormir de lo mejor.

Tal vez me olvidé de algo, creo que es poco lo citado, para aquellos políticos que buscan el poder, y a través de él solucionar sus problemas personales y familiares, olvidándose de los electores, a quienes se deben. ¿Es mentira? No por cuántas personas engañaron pidiendo sus votos, llevando alimentos, utensilios, ahora medicina natural contra el Covid-19, depredando la forestación, como si fuera su propiedad. En esta coyuntura de elecciones nacionales, los políticos se arrastran a los pies del elector, pidiendo su voto, para luego de llegar al poder dejarlo en el olvido.

Mis disculpas a aquellos políticos que se encauzan, en mi criterio, en una sana política basada en la honradez, verdad y humildad pragmáticas. ¿Es una quimera, es realidad o ciencia ficción? Que el pueblo juzgue.