Hay que consolidar la primacía de la minería

No obstante que la pandemia del coronavirus no deja espacios a los países para atender sus industrias básicas, en la mayoría de las naciones del Tercer Mundo se ha visto por conveniente enfocar la atención en el rubro de la minería porque la demanda de minerales no ha cesado y ha tenido crecimientos inusitados en los últimos meses, especialmente por las necesidades de la industria pesada. Nuestro país casi tradicionalmente ha descuidado este rubro, no obstante considerarse una nación minera y con primacía en el campo productivo de algunos minerales.

En los últimos seis meses, Chile, Perú y Ecuador no han dejado de negociar inversiones extranjeras en sus territorios y lograron éxitos notables. Comparativamente, Bolivia alcanzó cifras bajas tanto en las inversiones internas como en las foráneas, ya que debido a la presencia del masismo en el gobierno había negativas a invertir, por no contar con las garantías necesarias para hacerlo; pero, si bien se dice que antiguas negociaciones con países interesados en explotar minerales tienen ahora mucha vigencia, el nuestro no alcanzó ni el 5% de lo conseguido por nuestros vecinos.

Innegablemente, el cambio de gobierno ha sido positivo para la confianza que hayan readquirido posibles inversionistas que estarían a la espera de que las negociaciones diplomáticas se reinicien y vuelvan a aflorar intenciones para atraer a inversionistas. Hace poco, en círculos interesados en que las negociaciones diplomáticas sean agilizadas, se espera que “haya dinamismo y las informaciones necesarias para capitalistas de dinero y tecnología, que sean precisas y oportunas cuando se producen convocatorias en diversos puntos del planeta”.

Es urgente que el gobierno interese a la minería “grande y mediana” que exigía garantías y condiciones especiales durante el anterior gobierno, ahora que han cambiado las condiciones políticas y se puede contar con garantías políticas. Que tome los debidos contactos con estos mineros, que sean revisadas las condiciones existentes y las exigencias habidas durante casi l4 años y, de consuno entre todos, sean adoptadas las mejores medidas. La finalidad tiene que ser que la minería existente en el país no solamente pueda contar con garantías y créditos internos, sino que pueda realizar contactos con el exterior con el propósito de llegar a capitalistas que esperan pasos positivos por parte del país. Por su parte, nuestras representaciones en el exterior deberían tomar los contactos respectivos y no esperar iniciativas, ya que potenciales capitalistas estarían dispuestos a realizar negocios muy importantes no solamente para lograr concesiones con miras a la explotación y extracción de muchos minerales, sino a tratar con las fundiciones para asegurarse lo fundido y que estaría en condiciones de materia prima. Esto implicaría que, de hecho, sean asegurados compradores para lo producido por las empresas fundidoras del país. Para empezar, habría que reunir a los empresarios, recabar información de ellos y divulgarla fuera del país con miras a interesar a capitalistas ya pre-dispuestos. Finalmente, es importante ver el caso de la explotación de oro por parte de empresarios chinos que lo explotan no solamente en los ríos del oriente del país, sino hasta en la región del Illimani. El ministerio de Minas debe contar con contratos y otros firmados con empresarios de diversos lugares del mundo y, en buenas proporciones, con empresarios chinos, sobre lo que el anterior gobierno jamás informó.