Cuando un pueblo busca resolver sus problemas tiene la posibilidad de hacerlo creando sus propios partidos políticos, capaces de presentarse a actuaciones electorales para buscar la posibilidad de llegar al gobierno, desde donde puedan aplicar sus programas.
La ciudadanía busca, en esa forma, un partido con un programa de conocimiento público, que tenga absoluta claridad y sinceridad, que señale soluciones para los grandes problemas que determinan situaciones de crisis o la necesidad de rectificar o dar nuevos pasos progresistas.
Esas condiciones fueron cumplidas con alguna regularidad en algunos procesos electorales, cuando el pueblo tuvo oportunidad de escoger al partido con el que se identificaba o, por lo menos, coincidía en la solución de sus necesidades. Entonces, la población que asistió a los colegios electorales no solo emitía su voto por un partido o por una persona sino, ante todo, por un programa para que llegue al gobierno y desde allí solucione problemas.
Sin embargo, en algunas oportunidades, lo que interesa a los candidatos y sus partidos es únicamente llegar al poder, pero no, ni mucho menos, para resolver los problemas, sino tener acceso a los caudales de las arcas del Estado, a las que tendrían a su disposición y abiertas de par en par. En otros casos, otros iluminados candidatos --improvisados generalmente-- consideran que recién cuando lleguen al gobierno aprenderán a gobernar y que nada hay que enseñarles para hacerlo.
Esos y otros aspectos son aplicables a la mayoría de los partidos políticos que se presentarán a las elecciones nacionales que se efectuarán dentro de algunas semanas. Sus programas son febles y burocráticos y algunos candidatos carecen de experiencia administrativa y política y brillan por estar inspirados en buenas intenciones, de las que está empedrado el camino al infierno. Proponen asuntos secundarios y de mínima cuantía. Solo les preocupan los efectos y no hacen la menor referencia a las causas. No existen para ellos las grandes causales determinantes. Toman lo máximo como mínimo y viceversa.
Indagando lo que plantean los partidos que candidatearán en las elecciones de octubre, se nota a simple vista que no hacen referencia a las grandes cuestiones del país, como ser el problema del Estado, la cuestión de la tierra, el asunto de la mono producción de materias primas de exportación, el bajísimo nivel de las fuerzas productivas, etc. Muchísimo menos hacen referencia a la actual Constitución Política del Estado y la necesidad de su revisión y que es de donde nacen todos los conflictos, sin excepción, que se producen en el país, desde marchas callejeras hasta intentos de golpes de Estado, lo cual puede anticipar que se mantendrá la crisis.
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