Rafael Julio Quiroga
La unanimidad del pensamiento político en el hombre traería la paz en el universo casi paradisíaca; pero la discrepancia de ideas e ideales hace que existan los filósofos y políticos, cambios sociales y guerras. En el Estado Greco Romano se produjeron profundas divisiones en la opinión pública; ya sea en torno a grupos o elites selectas o ya sea en torno a un Jefe. Lo propio en la Edad Media, la cuestión entre el Rey y sus Barones tuvo profundas divisiones. En la época del Estado Absoluto, la formación de los partidos políticos se efectuó alrededor de los intereses dinásticos de tal o cual familia reinante o aspirante al trono o los intereses de tal noble o príncipe; es evidente que hoy la opinión pública de cualquier sociedad se halla dividida; demostrado que una cualidad indispensable de la democracia es libre juego de opiniones.
El partidismo de nuestro pasado político y su desgaste originó que Movimiento Al Socialismo llegue al Gobierno, partido que con cierta habilidad esgrimió términos como Socialismo del Siglo XXI; descolonización , izquierdismo y marxismo; antineoliberalismo, antiimperialismo, anticolonialismo , anticapitalizador y otros similares. Con estos calificativos capturaron los cuatro poderes u órganos del Estado, así como organizaciones sociales, sindicatos imponiendo una dictadura; durante este tiempo proliferaron las agrupaciones sociales y lamentablemente los partidos políticos muchos se disolvieron o se debilitaron.
A la fecha el partido del MAS fue expulsado de poder por pretender consolidar un fraude electoral. Los partidos políticos actuales y agrupaciones ciudadanas se los conforma a través de un entusiasmo, ya sea de simpatía hacia los organizadores, ya sea por vínculos familiares, por un simple compromiso con la región o lugar de su fundación. Lamentablemente, los pocos partidos políticos a sus militantes no les exigen disciplina, compromiso serio y resulta muy fácil renunciar o separarse de ese grupo para conformar otro, sin responsabilidad de conciencia, su doctrina e ideología está olvidada y en las elecciones próximas del 18 de octubre están arropadas solo de un gran entusiasmo.
Es el caso del partido Frente Revolucionario de Izquierda nacido como marxista y propicia hoy a un conocido hombre de corte liberal. Frente a esta pulverización de la política y los políticos, muchos bolivianos se pavonean de no pertenecer ni haber pertenecido a algún partido político, calificándose como apolíticos y surgieron los autotitulados “politólogos”, “analistas políticos”, calificándose de “independientes” y la mayoría para sobresalir se titulan de “constitucionalistas”; desde luego con gran éxito, pues acaparan los medios de información. Es muy fácil analizar los hechos políticos sin tomar parte activa de ellos; es como ver desde un balcón cómo asaltan a un individuo, para luego relatar el asalto con todo detalle y prolijidad, sin tomar parte ni con la víctima ni con el victimador; actitud que solo un periodista la debe realizar en el ejercicio de su profesión; pero vivir especulando la política, en un momento tan delicado para Bolivia, causa tristeza.
Un político de antaño, Oscar Unzaga, en su poema “Canto a la Juventud” decía: “Es miserable el alma de algún hombre cuyo torreón no ostenta una bandera, ama tu ideal más que a tu propia vida, no importa que la entraña se desgarre, pero que nadie toque tu bandera”. Esa actitud de mirar los hechos políticos desde un balcón, sin tener un derrotero político, una ideología, hoy está premiada, pues los medios de información constantemente los convocan, para pedirles su opinión de todo lo que acontece en la política nacional y la toman como cierta y valedera y tiene mucho más valor que de aquel que abraza una ideología, una doctrina.
Rafael Julio Quiroga es abogado.
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