El viernes 11 de septiembre la Escuela PS11X del Parque Cretona de Bronx, Nueva York, se cierra porque dos empleados dan positivo en las pruebas de Coronavirus; permanecerá cerrada por 24 horas según ordenanza de la ciudad que dicta la medida cuando dos empleados dan positivo en el lapso de 7 días. Todo muy bien y organizado, pero la experiencia no solamente en Nueva York sino en miles de ciudades y localidades del mundo es que los casos de Coronavirus se multiplican vertiginosamente lo que presenta un formidable problema para el aprovechamiento educativo del estudiantado que, según peritos, el costo hoy, y sobre todo en el futuro, será inmenso y acaso irreversible.
La tradicional y universal manera de ir a la escuela primaria, secundaria o terciaria es en clases de grupo con el profesor en la tarima, un pizarrón de fondo o su equivalente, y un colectivo de estudiantes mayormente puntual y atento. Pero con la pandemia del coronavirus, la tradicional manera se ha visto alterada de cuajo al punto de que, por temor al contagio y gracias a la tecnología del momento, la educación remota por ordenador e incluso por teléfono celular se ha generalizado de tal manera que ha venido dando la impresión de solución prometedora. Pero, no es así, porque se va viendo que el aprovechamiento educativo de la instrucción remota es inferior al de la tradicional manera lo que presenta un reto formidable porque, donde sea que las escuelas retornen a la normalidad, el alumnado de muchos países saldrá de las restricciones prácticas provocadas por el coronavirus ¡ojo!... habiendo perdido mucho y costoso tiempo didáctico que solo las clases presenciales han ofrecido y ofrecen.
Los economistas E. Hanushek y L. Woessmann, en un reciente estudio de envergadura educativa mundial, presentado a la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico, OCDE, y aludido por el NYT, dicen que los estudiantes de los cursos 1 al 12 de primaria y secundaria, afectados por la cuarentena educativa hasta el momento, recibirán una compensación salarial 3% menor a lo largo de su vida profesional en términos relativos. Y lo peor es que esta cifra aumentará si los estudiantes no retornan a las clases presenciales tradicionales a la brevedad posible. Peor aún, añaden que los alumnos de medios limitados, que vienen a ser la mayoría de los estudiantes del planeta, se verán aún más perjudicados porque muchos no cuentan con acceso a ordenadores que les permita acceder a información impartida electrónicamente en la sala de clase.
La verdad es que si por arte de magia los alumnos, que hasta ahora han tenido que recibir instrucción a distancia, volviesen hoy a las clases presenciales o normales, la brecha de aprovechamiento escolar entre los alumnos de educación tradicional o presencial, y los de educación a distancia o remota, permanecería y no sería cerrada fácilmente. Para intentar cerrar la brecha los sistemas educativos de los países tendrían que organizar e instaurar sendos programas de instrucción remedial o suplementaria hasta que el aprovechamiento de los de educación remota se iguale a los de educación recibida en sala de clase tradicional... que de todas maneras, esto último, ha de ser teórico porque no habrá escuela en el mundo que no haya tenido que recurrir a la instrucción remota... o, a la triste postergación de todo tipo de instrucción presencial para evitar el contagio. Lo peor de todo, insisten los peritos, es que hoy, en septiembre de 2020, prácticamente nadie habla del asunto.
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