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Orélie Antoine de Tounens, el rey olvidado

José E. Pradel B.

Indómitos guerreros los Moluches o Araucanos, resistieron al dominio español durante tres siglos y mantuvieron su autonomía territorial hasta la colonización militar de su territorio por parte de Chile a mediados del Siglo XIX. En este contexto, influenciado por la obra ‘La Araucana’ de Alfonso de Ercilla e informado de que el citado pueblo era un Estado soberano al igual que Chile o la Argentina, el francés Antoine de Tounens decidió ir a la Araucanía a fundar un reino.

Oriundo Chourgnac (Francia) nació el 12 de mayo de 1825. Abogado de profesión, desde 1851 ejerció las funciones de procurador en Périgueux. En 1858 arribó a Coquimbo, luego se estableció en Valparaíso, donde aprendió el idioma español. Posteriormente, desde el puerto de Valdivia se dirigió a la Araucanía, donde convenció al jefe nativo Quilipan y a dos agricultores franceses apellidados Lachaise y Desfontaine, en la fundación de un Estado llamado ‘Reino de la Araucanía’ o ‘Nueva Francia’.

El 17 de noviembre de 1860 fue el día en que Antoine de Tounens promulgó: “l’Araucanie ne dépend d’aucun autre Etat, qu´elle est divisée en tribus et qu’un gouvernement”, es decir, que la región de la Araucanía no depende de ningún otro Estado y proclamó la creación de una monarquía constitucional del cual fue investido como Rey Orélie Antonie I. Tres días después decretó la anexión de los territorios de la Patagonia a su reino. Entre otras medidas designó a Lachaise como Ministro del Interior; Desfontaine, Titular de Justicia y al maltes Pietro Angelo Tappa, su Secretario de Cámara.

Sobre este momento el explorador André Bresson, quien trabajó para el Estado Boliviano en la década de 1870, escribió: “dotado de una valentía increíble, colmó de admiración a estas tribus indias, a pesar de ser entendidas en la materia, Tounens habría prometido la libertad a los Araucanos y les habría dado a entender que con él como su rey, los ingleses y los franceses vendrían a ayudarlos para expulsar a los chilenos más allá del Biobío”.

Posteriormente, mientras organizaba su reino, proyectó una bandera con los colores verde, azul y blanco que fue distribuida a todas las comunidades y un escudo con la leyenda “Royaume d’Araucanie et de Patagonie”. Aunque no hay pruebas de que contó con el auspicio ‘extra oficial’ del emperador de los franceses Napoleón III, con el transcurso del tiempo gestionó el reconocimiento de Francia junto al arribó de inmigrantes franceses; fue en este período en que el gobierno chileno se dispuso a actuar. De esta manera, fue capturado por el ejército en enero de 1862, tras ser traicionado por su Secretario de Cámara.

Su principal biógrafo, Víctor Domingo Silva, señala que cerca de dos años Orélie Antonie I estuvo preso en la cárcel de Los Ángeles.

Durante su detención contrajo disentería como producto de la mala alimentación y alopecia, aunque reclamó que se le diera el trato como un Jefe de Estado, lo que ocasionó burlas.

Inteligente, Orélie mientras era juzgado recordó al estrado una “comunicación oficial del Gobierno de Chile, en que reconocía la autonomía de la llamada Frontera y se comprometía a no invadirla con sus armas”, nos recuerda el citado Silva. Sin embargo, fue condenado en primera instancia a diez años de cárcel. Por otro lado, gracias a las gestiones del Encargado de Negocios francés, Vizconde de Cazotte, fue juzgado como ‘loco’ y expulsado a fines de octubre de 1862 a Francia.

En su tierra, publicó los documentos: ‘Roy d'Araucanie et de Patagonie, son avénément au troné et sa capüvité au Chili, rélaüon écrite par lui-méme’ (1863); ‘Historique Appel a la nation irancaise’ (1863) y ‘Manifesté d' Orélie Antoine Ier. Roy d'Araucanie et de Patagonie’ (1864). También brindó conferencias en Perigueux, Avignon y en París, sobre sus aventuras en América del Sur y apoyado por algunos empresarios realizó su segundo viaje a fines de 1869, para retomar su reino.

De esta manera, el ‘Rey Francés’ desembarcó en San Antonio (Argentina) y atravesó la Patagonia llegando a visitar al jefe mapuche Kalipán en su fortaleza de Adencul. Anoticiado de que su cabeza tenia precio, huyó a la toldería de Calfucura, luego a Buenos Aires y de ahí retornó a Francia, en plena crisis.

Consecutivamente fundó en Marsella el diario Corona de Acero (Boletín Oficial de su reino) y una orden real del mismo nombre. También publicó el documento ‘Retour en France du Roy d’Araucanie et de Patagonie’ (1871).

En 1874, realizó la tercera expedición a la Araucanía, desembarcando en la costa atlántica bajo el seudónimo Jean Prat. Sin embargo, fue detenido y forzado a volver a Europa. Dos años después intentó regresar a la Patagonia, pero retornó a Francia. Lamentablemente, nuestro personaje falleció solo y enfermo, el 17 de septiembre de 1878, en Toutoirac (Francia).

En ese sentido, a través de estos fragmentos biográficos describimos la vida de un rey olvidado por la historiografía y merece ser recordado. Actualmente, la Casa Real de la Araucanía y la Patagonia reside en Francia, y promueve las tradiciones, la lengua y la posesión de tierras de los Mapuche.

 
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