Ricardo Metzelar Montealegre
La ciudadanía reclama e insiste por todos los medios en que se revise las bases del Padrón antes que se perpetre una vez más el fraude electoral usando los andamiajes montados para las anteriores elecciones.
Sin embargo el Tribunal Supremo Electoral (TSE) sin escuchar el pedido de la ciudadanía y haciendo caso simplemente a la presión política ha dado por concluida la revisión del Padrón, permitiendo únicamente el acceso público al “Laboratorio de Integridad Electoral”, para demostrar la confiabilidad del Padrón Electoral.
Debemos recordar que el Padrón también parecía confiable antes de las elecciones del 2019. Ahora la Opinión Pública está convencida de que el colosal fraude perpetrado en la elecciones generales del 2019 no solamente consistió en la abrupta suspensión de la transmisión de resultados electorales preliminares (TREP) y la subrepticia sustitución de los resultados, sino que este fue el último acto tramposo de toda una cadena de actos fraudulentos montados con mucha anticipación y tramados en el seno mismo del Tribunal Supremo Electoral.
Cómo no va a haber desconfianza si en toda Bolivia, en lugares completamente ajenos al Órgano Electoral, se encontró evidencia de sustitución de votantes, de papeletas marcadas a favor del partido de gobierno de entonces, de actas de escrutinio y muchas otras pruebas de que no solo se cometió fraude en el cómputo sino también en las urnas, y se rompió la cadena de custodia electoral.
Por todo lo ocurrido y en la forma en que ocurrió, no es simple susceptibilidad de la ciudadanía. Lo cierto es que el “masismo” aún conserva una “estructura para el fraude” armada durante varios años; el fraude sigue “montado” y los operadores capaces de materializarlo siguen dentro de las entidades “clave”: el Servicio General de Identificación Personal (SEGIP) y el Servicio de Registro Cívico (SERECI).
En este sentido, la preocupación ciudadana de revisar más que simplemente el Padrón es muy atinada, puesto que ambas entidades alimentan directa e indirectamente al Padrón Electoral: en forma directa mediante la información que administrativamente ambos registros deben proporcionar al Padrón y en forma indirecta a través del ciudadano que en el momento se su inscripción o reporte de cambio de su domicilio exhibe indispensablemente su cédula de identidad otorgada por el SEGIP.
Para entender a cabalidad la incidencia del SERECI basta leer la norma de su creación: La Ley 018 de 16 de junio de 2010 “Del Órgano Electoral” crea el Servicio de Registro Cívico (SERECI) como entidad pública bajo dependencia del Tribunal Supremo Electoral, para la organización y administración del registro de las personas naturales, en cuanto a nombres y apellidos, su estado civil, filiación, nacimiento, hechos vitales y defunción, así como el registro de electores y electoras, para el ejercicio de los derechos civiles y políticos (Art.70).
Entre las funciones del SEGIP están las de “Establecer un sistema de registro biométrico de las personas naturales que garantice la confiabilidad, autenticidad y actualidad de los datos”, “registrar en el Padrón Electoral a las bolivianas y bolivianos, por nacimiento o por naturalización, mayores de 18 años”; lo que significa que el Padrón o “Registro Biométrico de Ciudadanos” se desprende del “Registro Biométrico de las Personas Naturales que administra el SEGIP”.
Asimismo son funciones del SERECI: Registrar los nacimientos, matrimonios, divorcios, defunciones, reconocimientos y nacionalidad de las personas naturales, expedir certificados de nacimiento, matrimonio y defunción, registrar el domicilio de las personas y sus modificaciones y varias otras relacionadas; consiguientemente es indudable que el padrón se nutre de todas las funciones que cumple el SERECI, es dependiente de la información que emana de esta entidad; entonces está claro que no es suficiente revisar o auditar solamente el Padrón sino el registro en su conjunto, es decir la base de datos completa del SERECI.
Lo propio debe hacerse con el SEGIP, porque además de ser la única entidad que otorga la cédula de identidad dentro y fuera del territorio nacional, tiene la misión de administrar, controlar, mantener y precautelar el Registro Único de Identificación - RUI, que propiamente es la base de datos de las personas naturales de Bolivia para su identificación y el ejercicio de sus derechos. Es de conocimiento general que el “masismo” manipuló a su antojo los datos del RUI, mediante personas que llegaron a trabajar tanto en el SEGIP como en el Tribunal Supremo Electoral.
También forma parte de la misión del SEGIP la de establecer en coordinación con el Servicio de Registro Cívico - SERECI, el sistema de registro biométrico de las personas naturales que garantice la confiabilidad y autenticidad de los datos registrados de forma permanente.
Consiguientemente, la ciudadanía no se equivoca al exigir que no solamente se mire el Padrón Electoral sino que sean auditadas las fuentes que lo alimentan.
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