Carlos Pérez Morales
Se conoce como deuda externa el conjunto de obligaciones que tiene un país con acreedores que residen en el extranjero. En el caso de los gobiernos, éstos recurren a pedir dinero prestado a otros gobiernos y a instituciones internacionales como el Fondo Monetario Internacional, (el Fondo ha proporcionado alrededor de $20 mil millones en financiamiento a América Latina, desde el inicio de la crisis de salud.), el Banco Mundial y en el caso latinoamericano al Banco Interamericano de Desarrollo. Tradicionalmente los países latinoamericanos han recurrido a tomar dinero prestado para poder construir proyectos de infraestructura enfrentar una catástrofe, y por otras razones.
Como consecuencia de la pandemia del Covid-19, las naciones latinoamericanas enfrentan un déficit fiscal que les resta capacidad de generación de ingresos a los gobiernos para hacer frente a la crisis económica y la reactiva.
Como resultado del Covid-19 en esta región, se avecina una fuerte contracción de las economías, el aumento de la deuda insostenible y la profundización de la externa y la desigualdad, podrían desatar un incremento notable en la pobreza y un aumento en la agitación social en la región.
Los bajos precios del petróleo provocarán un deterioro significativo de las cuentas fiscales de casi todas las grandes economías de la región, poniéndolas en modo de ajuste en el peor momento posible. Para complicar las cosas, la fuga de inversionistas hacia activos de bajo riesgo, como los bonos del Tesoro de Estados Unidos y el oro, implica que hay menos financiamiento disponible y que los prestatarios enfrentarán tasas de interés más altas en los mercados globales. Esto se aplica tanto a los emisores soberanos como al sector privado.
La contracción inducida por Covid-19 está teniendo consecuencias desastrosas. Los mercados financieros globales se están estancando a medida que los inversores se apresuran a retirar fondos de los mercados emergentes y otros sectores de alto riesgo. La pandemia está ejerciendo presión sobre los presupuestos nacionales a medida que los países luchan por satisfacer las necesidades de salud, responder al aumento del desempleo y apoyar sus economías. (Bernardino Soares, 2020).
El año pasado, la deuda externa bruta en América Latina (tanto privada como pública) ascendió a US$1,47 billones. Eso es casi un 80% más que en 2009, según los datos publicados hace días por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). Un aumento significativo de la deuda a partir de 2020 sucederá e impactará negativamente en los presupuestos nacionales de esta región.
Un grave problema que se presenta en muchos de estos países es que se han endeudado con los llamados “Fondos buitres” que cobran intereses leoninos por el dinero prestado. A medida que la pandemia de coronavirus cobra un precio terrible en América Latina, con más de 3,5 millones de casos y casi 150.000 muertes, la región se enfrenta cada vez más a una emergencia financiera y humanitaria.
En América Latina y el Caribe, se prevé que el PIB se contraiga un 9,3 por ciento en 2020, según el Fondo Monetario Internacional, la mayor contracción económica registrada en la región. (Blair 20, de julio de 2020).
El autor es Geógrafo/Historiador.
carlosperezmorales@hotmail.com
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