Las elecciones generales de octubre, pese al poco entusiasmo ciudadano, han generado algunas opiniones que señalan a un candidato emergido del Comité pro Santa Cruz, de sostener una visión regionalista, aspecto que parecía haber desaparecido en el país, en especial en Santa Cruz, donde la lucha por la democracia en octubre y noviembre del pasado año, estuvo abanderada por la tricolor nacional.
Hace ya algunas décadas, en los desfiles cívicos de la ciudad capital del departamento de Santa Cruz, casi no se veía la bandera nacional, lo que motivó al entonces presidente de la República, en respuesta a una nota confidencial de militares en retiro, a disponer que por el Ministerio de Defensa se conforme una comisión de profesionales que investigue el asunto, el mismo con el sello de SECRETO fue entregado a las autoridades. En ese trabajo fueron encontrados algunos aspectos delicados para de Seguridad Nacional.
En un análisis de opinión publicada en la prensa escrita hace unos diez años, se hace mención a la descomposición de los regímenes neoliberales y la posibilidad de tres soluciones en ese tiempo: una la efectivización del proyecto “nación camba”, en la que se menciona a un empresario cruceño, ahora en función de Ministro, como cabeza y el pedido a las Naciones Unidas de declarar “protectorado” al oriente boliviano. La segunda, del indigenismo racista encabezada por Felipe Quispe, quien habría manifestado: “Nunca vamos a ser bolivianos” (en Revista Pukara de marzo de 2010), y la tercera retomar el camino de la Revolución Nacional y los gobiernos Ovando-Torres. En ese trabajo de opinión, equivocadamente se vincula al gobierno de Evo Morales con el proceso de la revolución de abril de 1952, cuando en verdad ese régimen fue “populista”, es decir sin ideología, que sólo busca disfrute del poder.
Hoy podemos decir, con satisfacción, que los peligros del regionalismo incubado en el oriente han desparecido, gracias al sentimiento de bolivianidad de la mayoría de sus ciudadanos y a la arremetida del régimen “populista” del MAS contra la dirigencia oriental. Una visión de país se extiende desde el oriente y los pocos vientos regionalistas quedarán en la campaña electoral.
No olvidemos que el ex presidente cruceño Hugo Banzer Suárez, que gobernó dos veces el país, ganó varias veces en La Paz, lo que demuestra que la política partidista boliviana estuvo alejada de “regionalismos”, aunque en algunos episodios históricos del pasado, se utilizó el regionalismo para combatir a algunos presidentes.
Lo cierto es que de la “nación camba” se ha saltado a la “nación indígena”, que en los catorce años de gobierno del populismo masista alimentó el sentimiento de algunos compatriotas en contra de los k’aras (no indígenas), es decir un sentimiento étnico-racial, que es el que le da al MAS su voto duro, cuando desde la Revolución Nacional que redimió a los indígenas del “pongueaje”, se apuntó al ciudadano boliviano con igualdad de derechos y obligaciones, con el planteamiento de la “alianza de clases”.
Así como en su momento la “nación camba” pudo ser un riesgo para la seguridad nacional, la “nación indígena” lo es ahora, con el discurso de unos pocos que predican el odio entre compatriotas, cuando la fórmula del desarrollo y progreso tiene que ser la unidad de todos, en rededor de una sola nación, como la soñaron los padres de la Patria y los miles de bolivianos que entregaron sus vidas en defensa de la Patria. No olvidemos que criollos, mestizos e indígenas lucharon más de quince años por conseguir la independencia de la corona española.
En las elecciones de los próximos días, debemos pensar en el bien de la Patria, de todos sus hijos por encima de corrientes de división, enfrentamiento y odio, pues nuestro futuro está en nosotros y lo que decidamos.
El autor es Abogado, Politólogo y escritor.
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