Camila Andrea Sánchez Porres
Hay cosas que aún se está por descubrir, el mundo es tan pequeño, y a la vez tan grande, tan hermoso, tan único, la mayoría del tiempo estoy pensando en qué viene después. Me pregunto cómo será si yo no existiera o si las cosas serían diferentes. Hay diferentes clases de realidades en cada país, y aunque solo hay una, cada quién ve las cosas como quiere verlas. Las cosas son muy complicadas, más aún hoy, cuando estamos metidos en nuestras casas tratando de sobrevivir ante una pandemia.
Clausuraron el año escolar con alguna finalidad que hasta el momento desconozco, el aspecto político influye demasiado. Debo decir que la clausura del año escolar es una medida muy obsoleta, no es ni buena ni mala, el porqué es muy sencillo, desde la tercera semana de marzo, las cosas dieron un giro de 180 grados, y tomar clases se volvió un tema algo más privado y personal del adolescente. Lo que quiero decir es que él decide si realmente va a aprovechar la oportunidad de continuar estudiando o dejar a medias sus estudios.
Nací en noviembre, un sábado, a las 7 de la tarde, pocos recuerdos tengo de mi niñez, pero recuerdo que lo primero que vi fue a mi mamá, luego a mi papá, a mi abuela, y a toda mi familia. Es uno de los pocos recuerdos que tengo de mi niñez. Pero lo que sí recuerdo con claridad es que vivo en un país lleno de corruptos, políticos viejos que tratan de adueñarse de mi mundo, de mi tierra fértil, vivo con gente que se gana el pan de cada día, vivo con gente que sigue ahí parada cuando ya no tiene razones por las que deba seguir luchando, vivo en un país ignorante, que por mucho que tenga a los mejores profesionales, es ignorante, pues la gente no avanza, no evoluciona, sigue con un pensamiento primitivo, estamos a años luz de ser país primermundista, somos el corazón de Latinoamérica, el “revolucionario”, pero el más ignorante y con más racismo, que aunque me causa gracia, los que se quejan son los que más lo hacen.
Veo a gente de mi edad preocupada por sus “followers”, gente de mi edad desperdiciando su tiempo en cosas vanas, gente de mi edad drogándose para ver una realidad inexistente, gente de mi edad vomitando la comida que su familia le dio para que se alimente, gente de mi edad teniendo relaciones sexuales, gente de mi edad embriagándose en altas horas de la noche, gente de mi edad burlándose de la gente que no tiene qué comer, gente de mi edad preocupándose por qué van a llevar hoy a la casa para que coma su familia, gente de mi edad secuestrada.
Vivimos en una ambiente tóxico, donde todo lo que pedimos se nos da, sin ni siquiera haberlo ganado, porque estamos perdidos y aunque nuestras vidas, relaciones, situaciones económicas no son iguales, tenemos ese algo que nos hace iguales, el uno al otro. ¿No ves que no hay diferencias?, todos tenemos un corazón envenenado, buscando desesperadamente una cura para nuestro dolor.
Tierra de ricos, tierra de pobres, tierra de todos, tierra de nadie, nadie es dueño de algo, somos dueños de nosotros mismos, eso es lo más cierto que he escuchado. Nada es para siempre, la vida no está comprada, y cada segundo lo vale, pero qué más da cuando el futuro de tus hijos está en la punta del Iceberg, y cuando se manifiesta el pueblo en contra de su gobierno y hay discusiones, peleas, nuevos problemas llegan y protestas, que dejan a la gente luchadora arrodillada pidiendo piedad, aunque no se les da esa piedad, pues por haber atentado contra el gobierno corrupto tienen una sentencia que pagar, gente que está en el poder y disfruta de una riqueza robada.
Caminando con el corazón roto y con una maleta llena de sentimientos, veo a gente murmurando mentiras, arruinando la vida de alguien, desasiéndola como si nada valiera, gente con cara bonita caminando y fingiendo que tienen buenas intenciones, ocultando sus oscuras verdades, falsas amistades que publican sus fotos en Instagram, y juran una amistad eterna, que a pocos meses termina con engaños y con mentiras o con secretos que no se debió contar. Es una jungla de gente caminando con secretos que desconocemos, o con personalidades que nunca saldrán a la luz por el miedo al rechazo, a no encajar en la sociedad creada con sus estándares de perfección.
Soy lo que me enseñó mi padre, el que no quiere a su Patria no quiere a su madre, soy una viña completa de uvas, soy algo más que una persona de carne y huesos, y apuesto que todos somos más de lo que aparentamos ser, por eso somos jóvenes, tenemos la vida incierta, nadie la tiene resuelta, cada quien sigue su camino, su corazón, y si mi pueblo se derrumba yo lo voy a reconstruir, porque ese es mi deber, porque yo respiro lucha, gloria y nadie puede comprar mi vida.
La autora de esta nota es estudiante de secundaria.
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