Elecciones ante portas – iniciar un verdadero cambio, terminando con el gran fraude

Parte II

¿Acaso cree en su narrativa, que “la derecha” destruyó la economía desde que el MAS dejó de gobernar? ¿No se acuerda que a partir del 2014 sus déficits fiscales, producto de una política sin brújula, se incrementaron fuertemente hasta llegar en 2018 al 8 % y el 2019 a casi 7 %, achicando drásticamente el margen de acción para una política fiscal efectiva que asegure de forma sostenible una estabilidad macroeconómica? ¿No se dio cuenta que el déficit fiscal, junto a la fuerte caída de las reservas internacionales, comenzaron a carcomer fuertemente la capacidad de mantener la estabilidad cambiaria en el mediano plazo? La verdad es que el pastel de mal sabor que dejó el MAS está ahora adornado por la fea cereza de la crisis del Covid 19. Pero no sorprendería que la respuesta simple del candidato del MAS a este problema sería: “No miren a mi gran déficit fiscal, mejor miren los aretes de Áñez”.

En su plan de reactivación de la economía la industrialización del litio es un aspecto central. ¡No!, ¿verdad? ¿Sigue soñando que él podría industrializar el litio, ahora en cinco años, lo que no lo pudo hacer en doce, después de haber gastado 600 millones de dólares en ineficiencia e incapacidad? ¿Por qué cree él que su gobierno podría ser más efectivo, eficiente y menos corrupto? Otra respuesta simple, cómo manejar correctamente a la economía es fomentando a la demanda interna. Muy bien, además que esto no lo inventó el candidato del MAS en la economía, él no dice ¿de dónde vendrán las inversiones necesarias, para generar ingreso, para que la demanda interna no sea sólo un mosquito de un día y se haga efectiva? ¿Acaso del Chapare? ¿O quemando la Amazonia como lo hicieron? ¿Quiere el MAS continuar sacrificando a la Pacha Mama a conveniencia, persignándose después?

Otra solución fácil es que el candidato del MAS también cree que un acto criminal de pedofilia, es un hecho de la vida privada de cada uno y a la que no hay que meterse. ¿Cree él realmente en lo que dice, o lo que explica es el genuino pensamiento de su ventrílocuo en Buenos Aires? En ambos casos, él no demuestra ni decencia ni grandeza moral, ¡es simplemente una vergüenza! Es imposible tener la seguridad, si con un nuevo gobierno del MAS habría algo así, semejante a una justicia independiente que juzgue como debe a los corruptos y criminales. ¿Cómo creerle que él no es el títere de Evo Morales y García Linera y su instrumento útil para asegurar su impunidad? El ser auténticamente simplista y cínico, no hace mejor a las aparentes soluciones sino más bien, las empeora.

Dicho esto, la alternativa no es el MAS. Bolivia está en una encrucijada y en una profunda crisis y tiene que salir de ambas con otro gobierno. El nuevo presidente no puede ignorar ni las secuelas del neoliberalismo ni las del populismo del MAS en la economía, en la sociedad y en el medioambiente. Un cambio hacia una práctica política con moral, ética e integridad es imprescindible. La justicia tiene que ser recuperada de la política, la ineficiencia y la corrupción.

El único legado de dimensión histórica del MAS, el empoderamiento político, social y económico de las poblaciones indígenas, tiene que profundizarse y ampliarse en función de una mayor participación y la creación de una identidad colectiva con base en la riqueza de la diversidad cultural. La violencia contra la mujer tiene que eliminarse. Racismo y discriminación de cualquier tipo no tienen lugar en Bolivia. La educación y la salud deben de dejar su existencia mísera de parias.

El medioambiente y las oportunidades económicas de su protección tienen que dejar de ser un valor residual en las políticas, es decir la Pacha Mama se tiene que materializar en políticas concretas y visionarias. La estabilidad monetaria y cambiaria tiene que ser asegurada. El no privatizar ni estatizar, tiene que tener un contenido de desarrollo inclusivo, viable y sostenible para todos, con creación de ingreso digno y generación de empleos. Un proceso de desburocratización, de mejora de la calidad regulatoria, eliminando y reduciendo todo procedimiento a nivel nacional, regional y municipal, que resulten innecesarios, injustificados, desproporcionados, redundantes, es necesario, así como la mejora y modernización de los servicios al ciudadano. La descentralización tiene que ser profundizada y consolidada. La industrialización del litio y del mutún, la exploración gasífera, etc., tiene que encararse seria y efectivamente con una visión inteligente y sostenible. La digitalización en la economía, en la salud y la educación tiene que dar un gran salto hacia el futuro. Bolivia tiene que recuperar al Chapare del reinado de la cocaína. La producción integral y orgánica tiene que abrir oportunidades de ingreso y mejora de la calidad de vida.

La integración económica, política y social, comercial, de transporte, especialmente con el Perú tiene que tener una alta prioridad y debe ser ampliada y profundizada.

La fórmula que debería de materializarse en las diversas políticas efectivas para iniciar y llevar a cabo este enorme reto de cambio verdadero y desarrollo sostenible para todos, es una suma de varios factores, como son: estabilidad y coherencia política, paz social, estabilidad monetaria y cambiaria y las tres íes económicas estratégicas: ¡inversiones!, ¡inversiones! y más ¡inversiones! productivas, innovaciones e integración.