El escritor Isaac Asimov expresó: “…Existe un culto a la ignorancia; la presión del anti-intelectualismo ha ido abriéndose paso a través de nuestra vida política y cultural, alimentando la falsa noción de que democracia significa que mi ignorancia es tan válida como tu conocimiento”.
El antecedente de elevar un culto a la ignorancia se dio en la década de los 80 en los EEUU, donde se incitó a las masas a creer en que la "podredumbre intelectual" era la culpable de un movimiento político, social y cultural que exiliaba de la democracia a los "no intelectuales". Según Isaac Asimov, esto fue el génesis de un conflicto entre ignorantes, intelectuales y el Estado o la clase política.
Desgraciadamente hoy vivimos este momento, de algún modo permitimos que la semilla de la incultura e ignorancia germine en nuestro sistema educativo con una ley que debería ser un instrumento que logre estándares óptimos y adecuados de educación, pero, al contrario, parece una separata de aplicación antipedagógica y que condena al estudiante a ser un técnico, sin que pueda desarrollar todas sus capacidades. Es increíble que se obligue por ley el predominio de la formación técnica por encima de la científica. Esta norma no guarda relación con la realidad internacional en cuanto a excelencia y calidad educativa, poniéndonos en tremenda desventaja con el resto del mundo.
Si bien recordamos, en la segunda mitad del siglo pasado, que Bolivia nunca dejó ser un país colapsado de conflictos sociales, pero éstos tenían una peculiaridad: los representantes de estos sectores sociales o sus dirigentes aparte de su convicción política e ideológica eran claros, concretos, realistas y, sobre todo, congruentes y objetivos en sus peticiones; pero, ¿qué pasó?, ¿dónde quedaron estos dirigentes?, ¿esos antiguos dirigentes por qué no educaron a su nueva generación?, ¿por qué en la actualidad algunos dirigentes reaccionan incongruente e irracionalmente haciendo gala de una ignorancia supina?
Pareciera que una corriente generalizada y no solo en Bolivia nos quiere incultos, porque gran parte de lo que nos rodea fomenta la práctica de ser y perecer en la ignorancia; como por ejemplo: la TV basura que por ser comercial, gratifica las malas costumbres de los sectores no educados, refuerza los mecanismos de ineducación, la mayoría de programas carecen de nivel cultural, tienen vulgaridad y violencia pudiendo llevar al espectador inculto a concluir que la realidad es basura, los periódicos amarillistas, las muchas y variadas redes sociales que tienen un modelo educativo que retrasa y obstaculiza el crecimiento intelectual, destruye el lenguaje, desinforma, manipula contenidos políticos y empobrece la cultura.
Es de lamentar y de tanto mirar las redes sociales, en ocasiones nos saca una mueca de risa y pena cuando nos muestra a veces de las formas más descarnadas el verdadero culto que se hace de la ignorancia con libretos preestablecidos, creyendo tener la razón, cuando en verdad están viviendo en una falsa realidad. Pero no se necesita ser un erudito y darse cuenta que este culto es producto de un arduo trabajo malintencionado y de un peligroso adoctrinamiento en algunos sectores sociales, que genera en ocasiones una violencia estimulada cuando se pretende imponer la ley y el orden.
Si bien una nube azul nos dejó un decadente sistema educativo, esto no debe significar el acabose y, como dice Asimov, todos podemos ser intelectuales, desmintiendo que solo una clase privilegiada puede acceder al conocimiento; ¿Cómo?: Cambiando hábitos y cultura, evitando ver televisión basura, investigar en vez de criticar lo que no se entiende, hoy el internet es de acceso a todo público y su uso no debe ser solo para redes sociales; entonces podemos decir que la educación gratuita existe; si se tiene la voluntad y el criterio suficiente de discernir qué es basura y qué es conocimiento.
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