A 35 días del rapto
- El Director de la FELCC dijo que Silvia Y. fue plenamente identificada por la mamá de la niña, aunque un tinte en su cabello hizo desaparecer el mechón blanco, también se verificó las cicatrices en la muñeca del brazo izquierdo. Además, sostuvo que esta acción no obedeció a móviles económicos.
Dos testigos anónimos que se contactaron con el director nacional de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC), coronel Iván Rojas, permitieron que a las 14:30 horas del lunes, la Policía dé con el paradero de la bebé Samanta, que fue raptada el pasado 8 de septiembre.
“Dos ángeles anónimos, con los que en las últimas 48 horas he ido realizando el trabajo respectivo, nos ha permitido dar con el domicilio de la señora Silvia Y., en la zona de Kupini (La Paz)”, dijo.
La autoridad policial aclaró que colectaron el canguro y el pantalón que vestía el día del rapto. Asimismo se encontró ropa e implementos que se usan para la alimentación de un bebé.
Rojas aclaró que Silvia fue plenamente identificada por la mamá de Samanta, aunque un tinte en su cabello hizo desaparecer el mechón blanco que tenía el día del rapto. También se verificó las cicatrices que tiene la raptora en la muñeca del brazo izquierdo.
La autoridad policial apuntó que una de las primeras hipótesis que tiene la Policía es que el rapto no perseguía beneficio económico ya que la raptora manifestó que lo hizo porque perdió a un bebé.
GRACIAS
Con llanto de felicidad, Yandira y Juan Carlos, padres de Samanta, agradecieron el trabajo de la Policía Boliviana, que después de 35 días de arduas investigaciones recuperaron a su pequeña hija.
“Gracias a todos los que han ayudado, a la Policía muchas gracias”, dice Juan Carlos. Su joven esposa también reitera el agradecimiento. “Ya recuperé a mi hija, me siento muy feliz, agradezco a todos los que me ayudaron, a la capitana Coca, al director de Trata y Tráfico. Por fin la encontraron”, expresó Yandira, mientras envolvía a Samanta con la chamarra del verde olivo que le obsequió uno de sus rescatistas.
Cerca del mediodía del 8 de septiembre, Samanta –entonces de apenas un mes- fue arrebata de los brazos de su joven madre, Yandira de 19 años de edad. Todo ocurrió en la zona de Villa Fátima en las avenidas Tejada Sorzano y América. Ahí una mujer de más de 40 años, con un mechón blanco a la altura de la frente la abordó, quien para ganarse su confianza incluso llevó a comer.
Cuando la mujer tenía a la bebé pidió a Yandira le compre algunos medicamentos, pues -afirmó- tenía un dolor de cabeza insoportable. La joven madre, inocente y confiada, sin dudar corrió a la farmacia, pero cuando retornó la mujer y su bebé habían desaparecido. Las únicas pistas que existían eran el mechón blanco, cicatrices en la mano izquierda y un identikit.
Desde entonces la Policía Boliviana a través de la División de Trata y Tráfico y de sus otras divisiones, activó todos sus sistemas de alerta y control de fronteras, terminal terrestre, aérea para identificar y capturar a la mujer que robó a Samanta. Migración también activó su sistema de alerta temprana para evitar que la mujer huya del país.
Pasaron los días y los padres de Samanta no hallaban consuelo. “Cada noche lloramos, cada noche rezamos y pedíamos a Dios que nos ayude a encontrar nuestra hija. Antes de salir a buscar a mi hija siempre rezaba, hasta de rodillas”, afirmó Yandira, mientras intentaba amamantar a su primogénita. Su pecho desde hace semanas que no genera leche.
Juan Carlos, sin poder contener las lágrimas recuerda que “cada noche era llanto, porque la recordábamos, abrazados a su pequeña frazada llorábamos y nos tapábamos, así era cada noche. Siempre rezamos a Dios para que mi hija vuelva”.
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