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[Alejandro Mallea]

La verdad, aunque duela

Que se maten, mientan o roben, pero…


Sabemos que la Nueva Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia (CPEP) fue redactada y aprobada entre gallos, cubano-venezolanos, y media noche, con la intención de favorecer y complacer a un grupo seudo izquierdista delictivo que se adueñó del Estado boliviano por más de 14 años. Dicho documento, en la Segunda Parte, Título II, Capítulo Primero y artículos 168 al 178, sobre los requisitos para ser Presidente y su posterior reglamentación establecida por distintos Órganos Electorales, conformados por la misma banda de corruptos, indica: cumplir 6 requisitos, presentar 8 documentos personales y conocer 27 funciones.

Algo similar sucede para postularse a Vicepresidente, Senador, Diputado y funcionario público. Esas disposiciones que nacen de la CPEP tiene el trasfondo de proteger de manera cínica a todos los miembros analfabetos y mediocres del Ejecutivo y Legislativo que conformaron el régimen pasado, con el fin de someterlos a los planes y caprichos de los cabecillas y secuaces descritos. A la postre se trata de un fraude groseramente planificado en contra de nuestro pueblo.

Como corolario de lo expuesto, el Presidente era un indígena disfrazado y vitalicio dirigente de los cocaleros; el Vice, un falso matemático que no sabía sumar; los ministros, en general, eran dóciles empleados de los mandatarios, sin voz ni voto en el Ejecutivo. Los legisladores se ganaban la vida levantando la mano y firmando cuanto documento estaba a su alcance. Ni qué se diga de los funcionarios públicos, hombres y mujeres con gran espíritu de colaboración a la causa, capaces de emitir informes “científicos” a gusto y paciencia de los capos del clan. Entre todos ellos se conformó una organización sin precedentes en la historia de Bolivia, con atribuciones como someter a todos los poderes del Estado, para luego con base en leyes y decretos, dar atribuciones para asesinar, corromper, estafar, y luego encubrirse mutuamente, para engañar al pueblo de la forma más cínica. ¡Lo peor!, se consolidó una estrecha relación con importantes cárteles del narcotráfico internacional, convirtiendo a nuestro país en principal exportador de la droga y a la postre en un “narco Estado”. (Información sobre el tema abunda en Google).

Por sentido común, el pueblo no puede vivir continuamente sometido a leyes o reglamentos que dan paso a la delincuencia encubierta, por lo tanto, debe ser obligación del Órgano Electoral Plurinacional (OEP) redactar sobre este tema una modificación, sin vulnerar la Constitución, que permita conocer la Hoja de Vida legítima y “documentada” de los postulantes a los cargos más importantes para el gobierno a ser elegido.

Con ello ahorraremos demasiado, en propagandas ociosas del OEP, evitaremos las grandes estafas que significan las encuestas y con mayor relevancia los fraudulentos debates, cínicamente orquestados.

El ahorro en tiempo y dinero sería más beneficioso para el ciudadano y los medios de comunicación, puesto que los “expertos”, todologos y algunos comunicadores tendrían que abstener sus comentarios con solo conocer los antecedentes de los postulantes. Sobre los debates, se supone que cualquier postulante, conociendo sus limitaciones de formación, por respeto a sí mismo, a los demás postulantes y al pueblo, dudo que se exponga a ridiculizarse, como ex jefes de gobierno.

La reglamentación para cualquier elección nacional y supra nacional debe ampliarse inclusive a los “jefes de campaña”, asesores, responsables de barras, “jefes de choque y sicarios”.

Como sabemos, el OEP ha anulado la postulación a senador del prófugo Morales, argumentando el término “radicatoria”, pero el verdadero motivo es la conducta delictivo de dicho sujeto, no obstante, hoy funge como “jefe de campaña”, en su condición de dueño de su famosa agrupación. Digno de novela de la mafia, el capo máximo inclusive desde el presidio sigue manejando los hilos de su negocio, además de dirigir sin problema a sicarios encargados de crear caos y situación de riesgo para la “organización”. Nada raro que ese siniestro individuo sea el autor intelectual de las quemas e incendios provocados en cinco departamentos de nuestro territorio y los bolivianos estoicos soportamos esas y otras humillaciones por culpa de las autoridades encargadas de velar por la justicia, libertad y la tranquilidad de nuestro pueblo.

Este panorama sombrío es también responsabilidad de los cabecillas de la oposición, lo que les convierte en cómplices de los momentos de crisis y caos que vive la ciudadanía, por no cuidar adecuadamente las reglas de la contienda electoral que se avecina. Por ningún motivo debían aceptar un OEP impuesto por el tirano y sus compinches.

Ante esta situación, no deseamos llegar a ser como venezolanos, cubanos y argentinos, transformados en mendigos por el castrismo, chavismo, kirchnerismo. Ni como mexicanos, brasileños y colombianos, hoy en medio del crimen organizado y cárteles de la droga.

La incertidumbre del pueblo boliviano se traduce en este clamor: “Que se maten, mientan o nos roben, pero queremos vivir en paz”. ¡Yo quiero ver a mi Bolivia libre! , es la voz de protesta de una “valerosa” dama de pollera, portando la tricolor nacional, se trata de un spot que se repite desde marzo 2019 en CNN en español, que dio la vuelta al mundo. En estos días debe convertirse en nuestro grito de guerra.

Alejandro Mallea Morales es

Docente Universitario.

almamor2003@hotmail.com

 
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