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Dos libros políticos acerca del (des)gobierno de Jeanine Añez

Raúl Rosales R.

El gobierno de diez meses de Jeanine Añez ha atraído la atención política de la población boliviana, que ha seguido de cerca hasta sus últimos detalles lo que ocurrió en ese breve espacio de la agitada vida política del país. Es más, ha determinado que escritores, periodistas y comentaristas hagan conocer sus puntos de vista de ese período, opiniones que serán los puntos de referencia para futuros estudios históricos y así desentrañar su contenido y consecuencias.

Dos escritores nacionales han hecho conocer sus apreciaciones acerca del gobierno de Jeanine Añez. El primero fue escrito por Robert Brockman que se dedica a hacer un recuento cronológico detallado sobre el origen de dicho gobierno y revelar interesantes episodios del levantamiento de noviembre del año pasado, obra que será comentada en próxima oportunidad.

El otro libro sobre la materia política empezada en noviembre, corresponde al escritor y periodista Luis Antezana Ergueta. Titula “La Laberintitis del doble poder de Jeanine Añez”, que tiene características diferentes al de Brockman, particularmente por su contenido analítico, dejando de lado la técnica descriptiva tradicional de los intelectuales objetivos y empírico-positivistas; capta la esencia de la cuestión y desarrolla sus principales episodios, tomando en cuenta la esencia de los aspectos centrales que le dieron vigencia.

Parte de una crítica a la política seguida por el gobierno de Evo Morales, la que es calificada como antinacional y democrática y sostiene que destruyó la nación y la democracia, para restaurar un régimen neocolonial y neofeudal, por vía de la Constitución. Sostiene que esos dos aspectos fueron demolidos por el populismo, al mismo tiempo que se instauró un régimen absolutista que concentró en el Poder Ejecutivo todos los poderes en manos de un autócrata rodeado de serviles y amparado por factores externos, como el Foro de San Pablo, el anarco-populismo chavista y otros poderosos factores.

Un segundo capítulo de este libro de Antezana Ergueta analiza las características del origen, desarrollo y declinación del gobierno de Jeanine Añez, que fue resultado de un golpe de Estado, no a Evo Morales sino al gobierno que estaba produciendo la insurrección popular.

Le sigue el análisis del contradictorio proceso que se inició con el establecimiento de un doble poder, el cual habría sido el origen de la larga crisis política que se desarrolló desde su instauración. Lamenta que el desconocimiento de la política y sus leyes hubiese degenerado en un callejón sin salida. Entre otros, critica que en vez de haberse convocado a una Asamblea Constituyente, como correspondía a las circunstancias históricas, se organizó un gobierno ecléctico, lo cual también determinó que más se tienda al “perfeccionamiento” del régimen evista y no a su sustitución por otro verdaderamente nacional y democrático.

Entre otros aspectos del análisis de este libro de Antezana, no dejan de registrarse opiniones humorísticas del proceso de gobierno de Añez, como las indecisiones de los jefes golpistas que, en vez de correr a tomar el poder en noviembre, se refugiaron para ver televisión en sus domicilios, permitiendo el encumbramiento de tendencias conservadoras ajenas que desviaron las aguas del proceso revolucionario a su molino, lo que originó un estado caótico, una crisis política arrinconada entre la espada y la pared. El autor llama a esa inconducta “matar el tigre, pero correrse del cuero” y “dejar al país en medio de la oscuridad de la noche”.

Este libro revela en el fondo la pésima actuación política de sus actores que condujo al país a un laberinto. Pero, además, llevó al gobierno de Jeanine Añez a un estado patológico de laberintitis, agravando, por tanto, la situación general del país, a la que se sumó la pandemia del Covid-19 que fue una cortina de humo para encubrir errores y prolongar una situación en la que nunca debió caer el país y debió servir, en cambio, para que se dicte una nueva Constitución que lleve a Bolivia al progreso y no a una crisis permanente.

 
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