Rolando Javier Eduardo Garvizu M.
Actualmente la sociedad en general vive absorta en un sistema consumista, diseñado para que la población crea satisfacer necesidades infundadas, por diversos sistemas que solo benefician económicamente a pequeños sectores sociales. Este modo de vida tiene adormecida a gran parte de la sociedad, haciendo que no perciba los impactos negativos que causa en el medio ambiente y, por ende, en la subsistencia de la vida en al planeta, incluidos los seres humanos.
Es increíble cómo constantemente se escucha a políticos, economistas, representantes de sectores industriales, abogados, directores de empresas, presentadores de medios de comunicación, personas públicas de mucha influencia, e incluso los ahora llamados influencers, hablando de que no existen problemas ambientales, que el cabio climático es un mito, que los ambientalistas se oponen a sistemas de desarrollo solo por capricho y porque no quieren el desarrollo de los pequeños países. También se los escucha hablar de modos de producción, planificaciones industriales, beneficios de ciertos sistemas productivos y/o económicos, recalcando que éstos son amigables con el medio ambiente o incluso que no tienen efectos negativos sobre éste o la salud, pero la realidad es totalmente diferente.
No estamos hablando de puntos de vista, de si uno cree o no cree en los problemas o los efectos que producen ciertas actividades. Los problemas ambientales son una realidad y también es una realidad que la gran mayoría de las actividades que realizamos los seres humanos agravan constantemente este problema.
Solo por mencionar un ejemplo, entre el año 2000 y 2010 en América Latina se perdió un promedio de 10 millones de hectáreas de bosques. Ahora, en lo que va del año, solo en Bolivia ya se perdió más de 1 millón de hectáreas y el año pasado, solo en el territorio nacional se perdieron más de 5 millones de hectáreas, en dos años causamos más de la mitad del daño ocasionado en 10 años en Latinoamérica.
Estos desastres ambientales afectan la diversidad biótica, calidad de aire, fomentan la erosión y desertificación, afectan la seguridad alimentaria, aumentan el calentamiento global, y muchos otros efectos más. Informes de diversos organismo internacionales indican que ya estamos al borde del punto de no retorno, momento en el cual inundaciones, sequias, deshielos, pandemias, serán problemas muy comunes.
Si queremos tener un futuro debemos generar el cambio ahora y para esto los próximos gobernantes y la sociedad en generar deben desarrollar varias acciones, entre ellas mencionamos seis.
1RA. ACCIÓN.- Incendios forestales. Cada año se realizan los famosos chaqueos como parte de las actividades agropecuarias y ganaderas, y éstos comúnmente se descontrolan causando grandes incendios forestales que tiene una variedad de impactos negativos. Estos impactos son considerables ya que se destruye la biodiversidad, aumenta y fomenta la erosión y desertificación, disminuyen la cantidad y calidad del ciclo hidrológico, y -especialmente por las características que tienen los suelos y tipos de bosques de nuestro país- los sectores dañados por incendios son prácticamente irrecuperables. Son mayores los problemas que los beneficios que resultan de las quemas, por este motivo éstas deben ser restringidas y hasta sancionadas. Queda claro que no tenemos capacidad de atender este tipo de desastres, además de perder vidas de personas que intentan sofocar los mismos.
2DA. ACCIÓN.- Cambio del modelo económico productivo.- Lastimosamente el modelo productivo de nuestro país está basado en la extracción y venta de nuestros recursos naturales en bruto, sin darles un valor agregado. Además de fomentar la pérdida de biodiversidad mediante el apoyo de la agroindustrial y ganadería extensiva, actividades que deforestan grandes cantidades de bosque, fomentan quemas, reducen los ecosistemas de la fauna y flora nativa, promueven monocultivos, usos inadecuados de recursos y derroche de agua, uso de agroquímicos que fomentan enfermedades, generación intensa de metano, etc. También, dentro de estos modelos productivo-económicos, tenemos la venta de gas natural y la minería, dos actividades que dependen de recursos naturales no renovables y que hasta la fecha los hemos vendido sin valor agregado. Lo único que ocasiona este modelo económico es que dañamos el medio ambiente. La producción minera y petrolera tiene muchos impactos negativos en los ecosistemas y reducimos recursos naturales que podríamos exportarlos con valor agregado para generar mejores ingresos. (Continuará).
El autor es Ingeniero en Ecología y Medio Ambiente.
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