Anhelo largamente acariciado por todo el pueblo es que, finalmente, haya armonía, paz y unidad en la nación boliviana, porque las diferencias, los desencuentros, las divisiones y la ausencia de unidad, inclusive en políticas de una misma ideología, han caracterizado la vida en los últimos veinte años y muy especialmente en tiempos en que han querido tener primacía en la vida nacional los sistemas llamados “revolucionarios” o “de cambios” que no han significado nada para la ciudadanía y que, por el contrario, han servido simplemente para acrecentar las diferencias, los racismos, los antagonismos y complejos, los desencuentros y la desunión por causa de intereses y conveniencias creados que tanto daño han causado a la nación.
Hoy, a meses de un nuevo gobierno que, si bien está empeñado en conseguir la unidad nacional y la concordia entre todos, no encuentra los cauces para hacer realidad ese propósito tan necesario e importante, porque solamente en términos de paz y comprensión entre todos será posible alcanzar lo necesario para conseguir el desarrollo y progreso sostenidos del país; de otro modo, mientras duren discordias y diferencias radicales entre grupos será difícil armonizar posiciones e ingresar en una senda que nos permita transitar por caminos correctos que hagan bien a toda la colectividad. Sin embargo, en todo caso, lo que se logre será en bien del país y para ello, hay obligación general para tener conductas dignas, honestas y responsables que eviten diferencias y desavenencias insalvables, pero que la voluntad del pueblo hará lo posible para conseguir. En caso contrario, será muy fácil retornar a tiempos de dictadura y anarquía, como en los pasados años de un gobierno populista. Además de lo que debemos encarar para conseguir paz y armonía, está la misión de todos para vencer al coronavirus que con tanta contundencia ataca al mundo y en especial a nuestro país, ya que con desunión y pobreza se contribuye a los propósitos del mal que ya ha cobrado miles de vidas; derrotar esa situación de penurias y enfermedad es misión de todos y nadie puede soslayar la parte que le corresponde.
Estamos a muy poco de las elecciones generales del l8 de octubre; un proceso que necesita el concurso responsable de todos los ciudadanos con derecho y deber de votar. Nada debe impedir el cumplimiento de ese deber que servirá como medio para consolidar la democracia en que vivimos y para hacer más acrisoladas las libertades de que disponemos, especialmente después de haber superado el accionar negativo de un autoritarismo que hizo mucho daño al país. Con miras al proceso electoral, todos estamos obligados a mantener las condiciones de paz y armonía que deben reinar en el país y que resulten, luego de que el voto haya dado sus efectos, un factor de paz y unidad permanente para todos los bolivianos.
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