Boris Gustavo Arias Pizarro
Como abogado, a diario puedo observar que el entendimiento del concepto de política, de la definición y más aún su aplicación en el contexto de nosotros los supuestos seres humanos está lejos de nuestro alcance, de nuestro entendimiento, de nuestra comprensión. Porque utilizamos la política para saciar nuestros intereses pecuniarios propios y solo tenemos el único fin de acrecentar nuestro peculio a como dé lugar, sin importar por sobre quién tengamos que pasar, a quién tengamos que lastimar. Utilizamos el sistema político para corromper el sistema judicial, haciendo uso y abuso de los recursos económicos de una población boliviana que agoniza en los rincones fríos y desolados de sus pequeñas y precarias viviendas, “somos inquilinos en nuestra propia tierra”.
A los marginados de siempre solo les queda seguir soñando con tener un pan, un plato de comida para su prole, mientras nuestros niños con sus estómagos vacíos sueñan con la felicidad, la alegría e ingenuidad de robarle al tiempo solo un segundo de diversión con el juguete preferido, inventado por sus mentes inocentes.
La insensibilidad y una actitud laxa de los supuestos políticos y gobernantes de nuestra Patria es abrumadora y es una total hipocresía del Siglo XXI, donde éstos aseguran que no hay pobreza en Bolivia, cuando lo cotidiano es ver a niños de tallas bajas, con sus caritas sucias, muy delgados, vendiendo caramelos, pidiendo limosna en todo el territorio nacional, sean estos niños del campo, de las periferias de nuestras ciudades o niños extranjeros.
Mientras, los reyes modernos del Siglo XXI han hecho de la política un medio de vida, un medio para lucrar. Esta clase gobernante hipócrita, sea de izquierda o de derecha, come y bebe cual si fueran reyes, comen no porque tengan hambre, sino porque les sobran los alimentos, mientras los niños de escasos recursos, al lado de sus padres, a diario tienen que pasar una odisea para conseguir un pan. Les queda comer las sobras que caen de las mesas de estos nuevos reyes, de esta cleptocracia gobernante. Nuestros políticos, nuestros gobernantes, robaron antes, roban ahora, y nosotros los abogados solo observamos de palco, con los brazos cruzados, sumidos en una modorra, en un sopor, en una somnolencia, en un estado de complicidad por callar, por tolerar, por permitir todos estos actos de corrupción que ya son arrastrados desde mucho tiempo atrás, a raíz de todos estos malos gobernantes, malos políticos. Por hechos delictivos cometidos por esta nueva clase social, “los políticos que medran con el hambre de miles de niños de nuestro territorio, que lucran con el hambre del pueblo”, en condiciones paupérrimas vive más del 70% de nuestra población.
El pueblo hoy ve de la manera más natural, más normal, que estos políticos, que estos gobernantes, reitero de antes y de ahora, solo se dediquen a robar no solo los recursos económicos que por derecho le corresponden al pueblo, sino también estos mismos políticos les roban sus sueños, sus ilusiones, les roban su dignidad. Nuestros políticos, nuestros gobernantes, están alejados de la realidad del pueblo, estos nuevos ricos viven ensimismados con su ego, viven en sus nubes, donde todo está muy bien, pero el pueblo no tiene pan, no tiene trabajo, debe alquileres, no tiene acceso a la salud gratuita, tiene deudas bancarias, el pueblo tiene hambre no solo una vez al año, tiene hambre cada día.
Nuestros gobernantes solo velan por su satisfacción, pensando en su beneficio, en comer ellos más y dejando en un total estado de indefensión a los niños de hogares de escasos recursos económicos, que pasan hambre, frío, sin acceso a la salud gratuita, al lado de sus padres, pero esto a nadie le importa, solo se preocupan por acceder a un cargo público y llenar sus bolsillos a como dé lugar, esa es la politiquería que se practica en Bolivia. La POLÍTICA está fuera de nuestra comprensión, de nuestro entendimiento, y de su aplicación. “Yo no vengo a enseñarles por quién votar, yo solo quiero hacerlos pensar”.
El autor es abogado constitucionalista, penalista.
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