Pasados los momentos electorales y ante los resultados aún no definitivos, ya se tiene conocimiento de quien presidirá el país. Sea como resulten los resultados finales, queda para el pueblo en su conjunto, un propósito que deberá convertirse en compromiso general: mantener la paz, la concordia, la armonía y el amor por la patria; entender que los resultados no deberían contentar a todos y que todos, tarde o temprano, con amplio espíritu democrático, acatarán esos resultados que, en todo caso, reflejan la voluntad ciudadana que es el deseo de todo el pueblo.
Quien asuma el gobierno deberá imbuirse de gratitud por el pueblo y tomar conciencia de que su misión es de servicio y acatamiento de la Constitución y las leyes; que nada ni nadie debe perturbar la paz y la armonía nacional; que debe haber un propósito general: vivir en paz, trabajar y producir en pos del desarrollo del país y como medio para corregir los yerros habidos , perfeccionar lo bien hecho, respetar los derechos de los demás y vivir en paz y cordialidad con todos los semejantes teniendo en cuenta que todo el conjunto de bolivianos conformamos la familia de la madre común que es la patria.
Los resultados electorales han confirmado que es posible respetar el voto, velar por el derecho de todos, evitar las discrepancias y alejar las amenazas de controversias y discordias que causen dolor y amargura a la población. Esos resultados deben actuar de consuno con el propósito general de abandonar la desunión y la división, renunciar a las posiciones revanchistas y comprometer conductas firmes, leales y honestas de respetar los derechos de los demás como se pretende que se respete los propios.
Es preciso, finalmente, no hacer caso de provocaciones y cuidarse de gentes dispuestas a cometer cualquier cantidad de delitos y faltas contra el bien común. Esas personas, siempre contrarias al bien, tratarán de distorsionar todo lo bueno que se haga, complotar contra la paz y la armonía, bloquear y boicotear todo intento de producción y desarrollo; tratarán de cooperar al narcotráfico, al contrabando y a toda forma de perjudicar; pero, en cualquier caso y circunstancia, deben ser rechazados y denunciados para que las autoridades apliquen las leyes y la justicia porque, de otro modo, se permitirá el desquiciamiento general y el retorno de anarquías y caos que tanto daño nos han causado. Lo que venga después depende de cada habitante y estante del país cuyo futuro estaría encomendado a todos sin distinción alguna, especialmente si todos asumen la urgencia de sentir y amar a nuestra nación, de honrarla con hechos y comportamientos dignos y constructivos, con vocación de unidad y concordia.
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