Tras una semana de las elecciones y a unos dos semanas de su ascenso a la presidencia de la nación, no se puede esperar definiciones que señalen los objetivos políticos y económicos por los cuales se orientará el país. La fórmula victoriosa triunfante de Luis Arce Catacora y Miguel Choquehuanca, además de estar evaluando el resultado del evento electoral, debe encontrarse, no sin cierta preocupación, la forma de conducir la nave del Estado afectada por una crisis de origen interno y externo, así como dificultades propias de un cambio de gobierno en difíciles circunstancias.
Esa preocupación se ha manifestado en primer lugar cuando el candidato triunfante, Luis Arce, afirmó que “Evo Morales no va a tener ninguna injerencia en nuestro gobierno. Él puede venir al país el rato que quiera, porque es boliviano y yo tengo que decidir quién entra y quién no al país” (sic) , decisión que consolida la autoridad del nuevo mandatario, respaldada por el voto del soberano que le otorgó un apoyo en las urnas en mayor cantidad que los que recibió en oportunidad pasada Evo Morales.
Acatando la autoridad del nuevo gobernante, el expresidente Morales reconoció en Argentina, --antes de viajar a Venezuela a entrevistarse con el presidente Maduro--, manifestando: “Lucho es presidente; él tiene que gobernar con su equipo y nuestra obligación es acompañarle para una buena gestión”, opinión que, además, confiesa que ahora es un simple ciudadano boliviano, como somos todos los bolivianos, y que Arce es el indiscutible Jefe del Estado.
Un aspecto político asomó sus aristas en el nuevo panorama político y fue el referido al equipo de ministros que cooperará al nuevo gobernante, tema acerca del cual Arce Catacora afirmó que él tiene atribuciones exclusivas para elegir sus ministros y que, además, no acudirá a al antiguo entorno ministerial, decisión que Morales apoyó diciendo que de acuerdo a sus viejos deseos se replegará a su “kato” del Chapare a cultivar coca. Sostuvo, al respecto: “Jamás asumiría un cargo en el gobierno de Arce; me voy a replegar al trópico de Cochabamba” (sic), declaración que despeja el nebuloso horizonte de la vida nacional y abre nuevas perspectivas para su futuro.
La confianza en el nuevo gobierno se proyecta, además, porque Luis Arce recibió en respaldo de un proceso electoral libre de dudas, el apoyo de los candidatos perdedores y la opinión positiva de la Corte Electoral, así como de organismos internacionales como de gobiernos extranjeros. Solo queda encarar y resolver los grandes problemas heredados del país acerca de los que una nueva autoridad afirmó: “Son más grandes de lo que se creía”
El cambio de gobierno en el país es un hecho formal. Según la fórmula bíblica “Los árboles se conocen por sus frutos” y entonces recibirá o no el apoyo del soberano.
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