El “legado” del Legislativo cesante

El partido de Evo Morales ha derogado gran parte de los Reglamentos del Senado y de Diputados, que determinaban su aprobación por el voto de los dos tercios de sus miembros, para sustituirlos por la Mayoría Absoluta (la mitad más uno). Procede de esta manera porque en el nuevo período constitucional no tendrá como tuvo a su disposición el voto de dos tercios, aunque conserva una considerable mayoría.

Esto es actuar con absoluta sumisión a los intereses del MAS, tal como ha venido ocurriendo desde que obtuvo los dos tercios en el ámbito legislativo. Esta es una política de exclusión de la oposición en todos los temas importantes, dando “piedra libre” al Gobierno del señor Luis Arce Catacora que se inicia el día ocho de este mes. Ha coartado la fiscalización, control y hasta la opinión de los parlamentarios de Comunidad Ciudadana y de Creemos.

Entre las partes más importantes de esta amputación legislativa tenemos la eliminación de los dos tercios de votos para el ascenso a los más altos grados y alto comando de las Fuerzas Armadas y de la Policía Boliviana. Este aspecto no sólo afecta al Órgano Legislativo sino a la sociedad nacional porque abre el camino a la designación arbitraria y política de estos altos mandos, borrando de cuajo la calificación de méritos y de capacidad ganada a través de estas carreras castrenses. En los anteriores periodos de Gobierno del MAS, pudo efectuar ascensos por motivos político-ideológicos contra la propia Constitución Política que dispone la neutralidad política de dichas instituciones.

La anulación de los dos tercios en el tema específico, reserva al gobierno contar con mandos que le sean dóciles y hasta obsecuente. No son en ninguna forma raras estas previsiones que fueron ejercidas y denunciadas a lo largo de los años precedentes.

El parlamento es un ámbito político por excelencia y de amplio debata de los intereses de un país. El debate es el inductor de decisiones conjuntas y no el centro de la imposición por el rodillo de la mayoría. Es el ámbito donde debe primar la confrontación leal de ideas y de convencimiento mutuo por el racionamiento y no por el levantamiento de manos de una mayoría, en líneas generales actitud carente de argumentos valederos. Este espíritu determina que los partidos aporten a este órgano la dialéctica de los mejores hombres y no simplemente con activistas sin formación política. Lamentablemente este principio ha sido desterrado de nuestra realidad

El MAS subestima y santifica las modificaciones a los Reglamentos camarales aplicados a escasos días del cumplimiento de su mandato indebidamente prorrogado y cuando el nuevo legislativo se encuentra constituido. Inclusive la legislatura debió cesar con la elección de los nuevos Órganos del Estado. Esta es una práctica decorosa en todas partes del mundo.