Las experiencias habidas en el país han demostrado cuán vano es pedir que haya unidad entre los bolivianos, que todos tengamos en cuenta que somos hijos de la misma patria y que nos debemos a ella; cuántas veces se ha sostenido que la causa mayor de nuestro atraso y pobreza se debe a la desunión, a la falta de concordancia entre todos, a la carencia de sentido de país y, muchas veces, a la falta de capacidad de raciocinio de políticos, empresarios, entidades laborales e instituciones que tienen que ver con el pueblo y sus intereses y conveniencias.
Partidos políticos, organizaciones cívicas y culturales, grupos profesionales, sociales y sindicales conjuntamente instituciones de diversa índole han mostrado propósitos de enmienda en pos de corregir descuidos y falta de conciencia por los intereses generales del país; han sostenido la urgencia de alcanzar unidad en todo lo que concierna o convenga a la colectividad sin distinciones de ninguna clase; pero, todo quedó en simples enunciados y propósitos.
En tiempos electorales como el recientemente cumplido, se oyeron propuestas y propósitos dignos de encomio y hasta dieron la impresión de ser sinceros para reponer esperanzas en un mejor futuro; pero, quienes hicieron gala de todo ello no tomaron en cuenta que la mayoría del pueblo no cree, no confía, no está conforme porque todo “suena” a simple palabrería hueca e inconsistente repetida de tanto en tanto.
Los hechos han demostrado cuán insinceras han sido las promesas y hasta juramentos expresados al calor de circunstancias creadas por la demagogia, el populismo y la “urgencia de hacerse sentir”, de mostrarse digno del pueblo y hacerle creer que “todo será diferente, distinto, contrario a otras veces” ¿Se habrán dado cuenta de todo esto las entidades nombradas que muchas veces demuestran sólo candidez para creer “verdades” esgrimidas por entornos que con tal de “quedar bien” dicen y hacen cualquier cosa.
De los resultados de las elecciones son los perdedores y sus áulicos los que deberían pagar las consecuencias por su egoísmo y falta de renunciamiento tomando conciencia de que por su soberbia, petulancia y carencia de solidaridad y vocación por la unidad, han jugado un papel muy beneficioso en favor del MAS que cumplirá su promesa de “volver al poder” no solo por sus méritos sino por el egoísmo y la desunión demostrada por quienes confiaban tener muchos votos y tuvieron tan pocos que sirvieron solamente para favorecer a su contrario.
Cumplido lo expresado en esta nota, habrá que tener la esperanza de haberse aprendido la lección de que no sirve vanagloriarse, creerse y sentirse mucho; que la humildad y la sencillez cuentan más y mejor en la vida de cualquier hombre, que la política debe ser para servir a una causa y a fines que comprometan dignamente el futuro en favor del pueblo; que se entienda cuán peligroso resulta jugar sólo a favor de intereses y conveniencias propios desestimando los derechos de los demás.
Mi deseo sincero, al terminar esta nota, es haberme equivocado en mis juicios y apreciaciones y, al pedir disculpas por ello, espero que, sirva simplemente para que todos aprendamos que la desunión nunca es constructiva y sólo la unidad es medio de asegurar resultados favorables para el triunfo de quienes crean ser capaces de cumplir con el país y su pueblo que es el bien común.
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