Vocación autoritaria

los muchos a los pocos, nos lleva a inferir que debe imponerse la fuerza antes que el derecho.

La regla de las mayorías y minorías importa la participación de los que recibieron mayor respaldo del voto popular y de los que recibieron menor cantidad. A juicio de muchos tratadistas, la imposición de las En algunas organizaciones de la sociedad, en especial en aquellas que tienen que ver con el poder político, en sus actuaciones e ideas, aparecen el autoritarismo, es decir la imposición de ideas y políticas al resto de la sociedad, dejando de lado cualquier principio democrático que demanda debate, acuerdo, conciliación de criterios, participación, etc.

Es en el órgano legislativo, congreso o parlamento, en que los representantes del pueblo que han sido elegidos por su voluntad soberana, deben elaborar leyes y fiscalizar a los otros órganos o poderes, y para esa labor se encuentran los representantes de las mayorías y de las minorías.

La apurada y precipitada medida en las dos cámaras legislativas tomada por la mayoría del populismo masista, al concluir sus labores que en puridad de derecho concluyeron el 22 de enero y se prorrogaron por una ley emitida por ellos mismos, de anular los reglamentos que determinaban dos tercios de votos de los asambleístas para tomar una serie de decisiones y dejar esas por la simple mayoría de votos, dejando fuera la participación y opinión de los representantes de las minorías, importa sin duda una medida autoritaria.

Uno de los principios de la democracia determina que en los órganos deliberantes, donde están los representantes del pueblo, deben participar las mayorías y las minorías, incluso algún tratadista ha definido a la democracia como: la regla de la mayoría con derechos de las minorías, pues éstas resultan de la voluntad popular. El derecho de la mayoría a gobernar por decisión mayoritaria del pueblo, no excluye a las minorías, pues éstas tienen como finalidad fiscalizar los actos de la mayoría gobernante, pues de ninguna manera se puede conceptualizar a la democracia sólo con la decisión de la mayoría, lo que importaría una “dictadura de las mayorías”.

El principio democrático de las mayorías y minorías, establece un valor igual a las opiniones de los individuos, pues sería imposible justificar el principio de la mayoría sosteniendo que más votos tienen mayor peso que menor cantidad de ellos. La expresión pobremente formulada de ser superiores mayorías sobre las minorías es insuficiente, pues si bien la voluntad de la mayoría es la equivalencia de la voluntad mayoritaria, no es la voluntad de todos (Rousseau).

Otro aspecto debatido es que los pueblos no siempre votan acertadamente, pues suelen ser influidos por la propaganda, las dádivas y el engaño, de tal suerte que luego se instalan en el poder del Estado, individuos que llevan a sus países al desastre o la dictadura, en estos casos la única defensa de los ciudadanos es la fortaleza de las instituciones y la ley.

En nuestro país la mayoría ha votado por el retorno al poder de los que fueron echados en noviembre del pasado año, luego de casi catorce años de ejercicio del poder, pero una minoría del 45% votó por otras alternativas, lo que determina que estas minorías deben participar en representación de sus votantes.

En la democracia bien entendida y practicada, mayorías y minorías hacen un todo y cada una tiene su rol en el proceso democrático, las primeras gobernando y las segundas fiscalizando, con base en la igualdad de todos ante la ley.

Para evitar la dictadura de las circunstanciales mayorías, se deben fortalecer las instituciones del Estado, y preservar la independencia de los órganos o poderes, buscando siempre el equilibrio de poderes y los frenos y balanzas que garanticen la libertad y el estado de derecho.

El autor es Abogado, Politólogo y escritor.