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Transacción en nosocomio



EN FAVELAS COMO KAYOLE, EN NAIROBI, HAY MUCHAS CLÍNICAS ILEGALES.

Fred Leparan, el trabajador social clínico en el hospital gubernamental, llamó para decir que había identificado a un bebé que su madre había entregado y que quería robar para nosotros.

El niño era uno de los tres niños en el hospital que esperaban ser trasladados a un hogar infantil cercano. El trabajo de Leparan era asegurarse de que llegaran a salvo.

Pero Leparan sabía que una vez que los bebés salieran del hospital Mama Lucy, la posibilidad de que alguien de allí verificara que habían llegado era pequeña.

En el hospital, Leparan llenó el papeleo necesario y se puso a hablar con el personal, que no tenía idea de que estaban robando un niño bajo su vigilancia.

Rose, la reportera encubierta, esperaba afuera en un automóvil. Leparan les dijo a las enfermeras del hospital que trabajaba para el hogar de niños y les pidió que le llevaran a los bebés.

Parecía cada vez más ansioso, pero aseguró a nuestra fuente que las enfermeras no los seguirían.

"No, no pueden, tienen trabajo que hacer", dijo. Luego instó al equipo a que se fuera rápidamente. "Si seguimos charlando así, alguien puede sospechar", dijo.

Momentos después, el equipo salió del hospital Mama Lucy con tres bebés en el coche e instrucciones de llevar solo dos de ellos al hogar infantil. A partir de ahí, el tercer bebé podría haber ido a cualquier parte, a cualquier persona.

El equipo encubierto llevó a los tres niños a salvo al hogar, donde serán cuidados hasta que se pueda organizar una adopción legítima.

Más tarde esa misma tarde, Leparan llamó a Rose a una reunión y le indicó que pusiera los 300.000 chelines (unos US$2.700) acordados sobre la mesa. Le indicó que fuera a ver a un nutricionista. "Lo único que hay que vigilar es la marca de la vacuna del niño", dijo.

"Además, ten cuidado. Ten mucho cuidado".

La BBC confrontó a Fred Leparan sobre esta transacción, pero se negó a responder. El hospital también rechazó las solicitudes de comentarios, y Leparan parece haber mantenido su trabajo.

También informamos a una ONG de derechos del niño sobre la clínica callejera ilegal de Mary Auma en Kayole, que a su vez informó a la policía. Pero Auma parece estar todavía en el negocio. No respondió cuando le planteamos nuestras acusaciones.

E intentamos exponer nuestras acusaciones a Anita, pero parecía haber vuelto a desaparecer en las sombras de la calle.

 
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