Nuestro país se ha urbanizado a partir del proceso de la Revolución Nacional, pues antes la mayor parte de la población era rural, en especial indígena (quechua y aymara), pero con la liberación social de los campesinos, éstos fueron trasladándose a las urbes citadinas en procura de mejores condiciones de vida, fenómeno que se dio en muchas sociedades del mundo poco desarrollado con el nombre de migración campo ciudad.
En ese fenómeno social de la migración interna, se fueron creando los cordones poblaciones sub urbanos y urbanos, cuyo ejemplo nuestro es la ciudad de El Alto, que de una pampa despoblada en los años cincuenta es ahora una de las urbes más pobladas del país. Este fenómeno da lugar además a la expansión de las clases medias, de tal suerte que los nietos de los que antes de las medidas revolucionarias del cincuenta era “pongos de la gleba”, hoy son clase media urbana en los distintos niveles de baja, media y alta, según su situación económica y sus modos de vida.
De acuerdo con este fenómeno social que describimos, se creía que bastaba ganar elecciones en las urbes de La Paz, Cochabamba, Santa Cruz de la Sierra y alguna otra, por la densidad poblacional, pero extrañamente el “masismo” retornó al gobierno por el voto mayoritario en las recientes elecciones de octubre. Ese hecho político dejó a sectores de las clases medias urbanas en una suerte de “desasosiego”, pues mayoritariamente había participado en el levantamiento de las “pititas” contra el fraude electoral de 2019.
Esa suerte de incertidumbre que se da en las clases medias urbanas, podemos aclararlas con algunos puntos que elaboramos para las organizaciones cívicas paceñas y fueron presentados a la Constituyente de 2009. Esos puntos los sintetizamos en los siguientes:
a) “La base de todo el ordenamiento jurídico-político del país tiene que ser la UNIDAD NACIONAL, como principio de pervivencia del Estado Boliviano, donde todas las clases sociales, etnias, culturas, sectores sociales, tengan un profundo sentimiento de pertenencia a Bolivia y gocen de un estatus de igualdad de oportunidades y derechos.
b) “Los paceños declaramos nuestra absoluta vocación a la DEMOCRACIA y el ESTADO DE DERECHO, donde gobernantes y gobernados estemos sujetos a la ley…”.
c) “Los recursos naturales deben ser la base del desarrollo, pero no depender solo de ellos y transformarnos en una sociedad de productores”.
d) “El Estado boliviano debe ser FORTALECIDO institucionalmente, donde sus estructuras institucionales sean sólidas, sean creíbles y confiables”.
e) “Defensa de la propiedad privada y el esfuerzo productivo, pero a la vez volcar recursos para la atención de los sectores más deprimidos, para hacerlos sujetos económicos de producción y productividad”.
f) “El desarrollo equilibrado de todos los departamentos y regiones del país, para evitar que unos sean viables y ricos y otros pobres e inviables y así evitar la migración de los lugares pobres a los ricos y el despoblamiento de los primeros”.
g) “Una educación que responda a formar el hombre boliviano en los valores democráticos, de justicia y productividad, pero fundamentalmente de “bolivianidad”, apto para hacerlo competitivo en el mundo con sus conocimientos y habilidades”.
Estos, entre otros, fueron las proposiciones que elevamos a la Constituyente, pues en ese tiempo y ahora los paceños creemos en una Bolivia próspera y unida, por encima de partidismos, ideologías poco claras, e intereses que responden más a grupos de poder internacionales que a los intereses de nuestra amada patria deberían ser considerados como políticas de un gobierno serio.
El autor es Abogado, Politólogo y escritor.
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