Raúl Alberto Quispe Catacora
Un informe del Grupo Banco Mundial (13/04/20), entidad que se dedica al financiamiento de programas educativos en más de 80 países, empieza manifestando: “La educación es un derecho humano, un importante motor del desarrollo y uno de los instrumentos más eficaces para reducir la pobreza y mejorar la salud, y lograr la igualdad de género, y lograr la igualdad de oportunidades. Además de generar beneficios elevados y constantes en términos de ingreso, constituye el factor más importante para garantizar la igualdad de oportunidades”.
Más adelante arguye: “Los países en desarrollo han conseguido enormes avances en la tarea de lograr que los niños asistan a clase, y la cantidad de niños escolarizados ha aumentado en todo el mundo. Sin embargo, tal como se pone de relieve en el informe sobre el desarrollo mundial 2018 (i), el aprendizaje no está garantizado (en los primeros cursos de nivel primario)”.
Según datos compilados recientemente, al finalizar la escuela primaria, el 53% de los niños de países de ingreso mediano y bajos no saben leer ni comprenden un relato breve, (ni resuelven problemas de aritmética); lo que es llamado “pobreza de aprendizajes”.
Realmente es preocupante que más del 50%, de los cien millones de niños que hay aproximadamente en el mundo, demuestren pobreza en el aprendizaje de la lectura y escritura. Reflejan, además, dificultades en la resolución de problemas matemáticos. Estos niños generalmente pertenecen a familias de ingresos económicos medios y bajos que viven en extrema pobreza, sin servicios básicos de agua, luz, alcantarillado, alimentación y abrigo.
Y en Bolivia, ¿en qué nivel de comprensión lectora se encontrarán los niños de nivel primario?; puesto que a muchos de los estudiantes no les gusta leer textos escritos. Cómo saber en qué situación se encuentran, cuando no estamos dentro de los estándares de medición internacional de calidad educativa, fundamentalmente en la comprensión lectora; por prejuicios del anterior ministro.
Por ello urge que las autoridades del Ministerio Educación gestionen de inmediato el ingreso a estándares internacionales de medición de la calidad educativa para conocer, a ciencia cierta, el estado en que se encuentran los niños de primaria en los procesos de aprendizaje de lectura y escritura. Sólo través de organismos internacionales dedicados a la implementación de programas educativos, podremos medir los procesos de aprendizaje de niños de escuelas fiscales, de convenio y privadas.
Nuestros niños merecen una mejor educación al volver de la pandemia Covid-19, porque con la clausura del año escolar y aprobación automática al curso inmediato superior; las autoridades educativas quitaron motivación a los estudiantes para que continúen con los procesos de aprendizaje virtual en las ciudades capitales. En las provincias la realidad es otra, ahí existe “pobreza de aprendizajes”, por falta de medios tecnológicos y conectividad a Internet.
Finalmente, considero que la pandemia también nos brindó a la sociedad la oportunidad de poner fin a la “pobreza de aprendizajes”, que se produce en algunas instituciones educativas de formación integral de los niños. Con esta apreciación no estamos buscando culpables, tampoco echamos responsabilidades a los mentores de la educación; el propósito de la colectividad debe ser poner fin a la pobreza de aprendizajes para que todos los niños sean competentes lectores y seguros al finalizar la escuela primaria.
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