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Diego, el ser humano, gustaba del mango

El argentino vino a jugar en marzo de 2008, dejó su calidez y humildad como sello único.


Maradona, cuando vino como entrenador al estadio Siles.

Diego Armando Maradona ya es una leyenda, tras ser sepultado ayer en Buenos Aires. Si bien todo ocurrió en territorio argentino, pero el Diez o “Pelusa” como se le conocía, también generó admiración en el país, en La Paz, donde algunos tuvieron el privilegio de conocerlo. Uno de esos privilegiados, fue Fernando Trino, actual Director del Servicio Departamental de Deportes, quien tuvo la oportunidad de ver de cerca a Maradona, cuando vino el 2008, a jugar un partido benéfico.

“Para mi lo mejor que ha podido mostrar es su persona, insuperable, con el respeto que se merece Pelé, está Messi, pero el Diego ha sido el Diego, como futbolista y también como persona, porque siempre ha sido solidario y esa solidaridad la ha mostrado con nosotros los bolivianos, aquella vez en que comenzaron a querer vetarnos con la altura y demás, él nunca dudó para venir y apoyar esta causa boliviana, y dijo una frase que aún recuerdo, lo digo yo como argentino, con los 47 años que tengo, se puede correr aquí en la altura, y eso fue importante. A partir de eso acuñamos esa frase de que se juega donde se vive, fue importante aquella llegada, no solo fue eso, porque justo por esas veces se tenía las inundaciones en el Beni, aprovechamos para recaudar víveres y vituallas para los hermanos benianos”, dijo con el rostro serio, Trino, quien profesa una gran admiración por Maradona.

DED: ¿Cuéntenos cómo fue la vez que vino Maradona en 2008?

FT: Habíamos trabajado casi tres semanas, incansablemente, yo ocupaba el cargo de gerente técnico del Fondo de Inversión del Deporte, Milton Melgar era el Viceministro de Deportes, en ese entonces, trabajamos conjuntamente, él fue hasta Buenos Aires para hacer las gestiones y que Maradona pueda venir. Nosotros aquí realizamos la logística, recuerdo que llegó con una comitiva de 16 personas, nos ayudó en aquella época Aerosur con los pasajes, Diego como siempre tenía algunas exigencias y lo merecía, pidió seis pasajes en la clase Business, nos faltaba un espacio, nos tuvo en conflicto durante un día, don Humberto Roca que era el Presidente de Aerosur, trataba de bajar a algún pasajero para que Diego ocupe esa plaza, más bien que la persona que le pedimos que se vaya al fondo lo hizo, y pudimos hacer que el Diego venga.

DED: Hubo varias anécdotas…

FT: No dormíamos prácticamente, coordinamos todo con su agente, todo estaba hecho en la parte logística, cuando estaba camino a Ezeiza, y los pasajes para las 6 personas de su comitiva estaban reservadas nos llama su representante, y nos dice que Diego va a tardar para llegar al avión, y van a tener que esperarlo, se había muerto la madre de un amigo, y debe ir a visitarlo, sí o sí. Tuvimos que esperar el avión, para que llegue el Diego. Lo de bueno es que como lo conocían, no se hicieron problemas para esperarlo. Luego fue al aeropuerto, lo recibimos, ahí vimos la grandeza del hombre, si bien en muchos lugares se lo veía como un Dios, pero también derrochaba sencillez, la energía que te transmitía cuando te hablaba. Nos pidió que una vez pase el partido, en la noche, tener un salón a disposición donde se puso una guitarra con un par de amigos, y comenzó a cantar, se armó una guitarreada, con la aclaración que fue sin alcohol ni nada, es muy emocionante contar esta historia que quizás antes no se valoraba.

DED: ¿Cantaba o tocaba la guitarra?

FT: Sí, cantaba, al Diego le gustaba cantar. Lo que más recuerdo y se le pidió, además estaban las glorias del mundial de USA 94, donde estaba el Diablo, Melgar, etc, que cante esa canción de Rodrigo. Sí la cantó, tenía lo suyo, cantaba bien, era como un encuentro con los amigos. Estuvimos cerca del Diego y eso nos llena de satisfacción. En la Argentina acercarse a dos metros era difícil, por la seguridad que lo acompañaba.

DED: ¿Ahí se vio al ser humano?

FT: Esa era la diferencia, porque en la cancha se lo veía como Dios, pero en ese acto fue un ser humano más, con todas sus virtudes y defectos. Era una persona que nos maravilló por su don de gente, afuera y adentro, hay gente que no está de acuerdo con algunas actitudes que tuvo como ser humano, pero la persona siempre tiene virtudes y algunas cosas que nos recuerden que nos hemos equivocado en la vida, pero es bueno recordar a la gente con las cosas buenas que han hecho. El Diego siempre ha sido solidario y se lo ha visto así en La Paz.

DED: ¿Qué comía, y qué bebía?

FT: Solo habían gaseosas, agua, en el camarín pidió algunas frutas, entre las que recuerdo está el mango que le gustaba bastante, y tenía que estar cortado, pidió eso en el camarín, cero alcohol, ni en el hotel ni en la reunión que se hizo, era agua y alguna gaseosa, estaba prohibido de alcohol por su médico.

DED : ¿Luego del partido, se olvidó sus gafas en el estadio?

FT: Sí, pasó eso, uno de los asistentes del Viceministerio, un compañero nuestro en el trabajo, René Martínez las custodió, porque él estaba a cargo de ese camarín, y devolvió. Yo estaba a cargo del otro, donde estaban los chicos del 94 y el Presidente Evo Morales, en ese entonces.

47 años tenía Diego Maradona cuando jugó un partido benéfico en La Paz, por la altura, y por el pueblo beniano que estaba sufriendo bastante.

 
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