Partidarios y detractores de la inversión privada ratifican sus diferencias como siempre. Nosotros nos inscribimos entre los primeros. Posiblemente nos tilden, por ese hecho, de instrumentos de la derecha, de los ricos u otros calificativos. No importa, tienen derecho a utilizar el término que quieran. Las críticas hay que recibirlas como de quien viene, pero las respuestas deberían ser oportunas, objetivas y contundentes.
La empresa privada es la única institución que, en la hora presente, cargada con serias dificultades económicas, puede contribuir a recuperar el empleo digno y seguro que centenares de personas han perdido, por la arremetida del “enemigo invisible”, durante los últimos meses.
Pero para ese objetivo tendríamos que generar un clima de confianza, que le posibilite resguardar sus inversiones. Un elemento que le permitiría enfrentar la adversidad y marcar nuevos derroteros en economía. Eso persiguen los empresarios con vocación de servicio al pueblo boliviano, que en las buenas y en las malas estuvieron identificados con la Patria.
La incertidumbre siempre ahuyentó toda iniciativa de inversión, acá, en la región y el mundo. De ahí que se requiere reglas claras, que rijan la actividad de un empresariado que cumple con las obligaciones tributarias. Las autoridades nacionales tendrán que despejar todo lo que signifique incertidumbre. De tal modo ya no habrá escollos que impidan su desarrollo.
La empresa privada, durante la pandemia del coronavirus, ha tenido serios problemas. La cuarentena, o confinamiento voluntario por la vida, la salud y bienestar, no sólo ha paralizado actividades, sino que ha provocado el cierre de muchas empresas. Hecho que ha ocasionado el despido de trabajadores, quienes hoy se dedican a diferentes quehaceres para sobrevivir. Es que la situación fue insostenible por la emergencia sanitaria que jamás se registró en la historia Patria.
Y no habría que ahuyentar la inversión privada con medidas de tipo populista, que conllevan persecución, intervención y confiscación. Ello ha ocurrido, por ejemplo, en una nación vecina, donde el populismo hizo de las suyas con la inversión privada. Ha asumido disposiciones atentatorias contra ese sector, considerado formal, provocando que los inversionistas abandonen ese país, en busca de otros lares más propicios para trabajar e implementar inquietudes empresariales. Y lo encontraron para hacer sus inversiones. Es que no había otra opción que escapar, a fin de poner a buen recaudo sus capitales.
Algunos inversionistas bolivianos, ante la incertidumbre reinante en los últimos años, tuvieron que salir del país, cerrando importantes fuentes de empleo. El gobierno nacional, a la cabeza del presidente Arce, debería propiciar el retorno de ellos, porque requerimos de su concurso, en este momento decisivo para los destinos nacionales. Todos unidos construiremos la Patria y juntos resolveremos los problemas que nos agobian.
En suma: con certidumbre, libertad y apoyo gubernamental se puede desarrollar mucho mejor la empresa privada.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |