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Feminista argentina

Experta advierte naturalización e impunidad en hechos de violencia

> En los últimos ocho años, desde que se comenzó a recabar información sobre feminicidios, los casos de este tipo fueron variando; se registraron 26 casos en 2013, 77 en 2014, 110 en 2015, 111 en 2016, 109 en 2017, 128 en 2018, 117 en 2019 y en lo que va de 2020 se acumularon 104 casos


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A partir de las reflexiones que hace la feminista argentina Rita Segato, la directora de la Coordinadora de la Mujer en Bolivia, Mónica Novillo, alertó sobre la consolidación de la naturalización e impunidad de la violencia contra las mujeres.

“Segato lo que resalta en varias de sus investigaciones es que, en los casos de violencia sexual, los feminicidas y los agresores sexuales no están realmente arrepentidos de sus actos. Entonces de alguna manera la pedagogía de crueldad se va reproduciendo en nuestra sociedad y Segato plantea lo que las feministas señalan hace mucho tiempo, la violencia está siendo naturalizada, que significa que lo estamos asumiendo como algo tan natural que ya no mueve ninguna de nuestras fibras emocionales”, manifestó Novillo en el sexto encuentro virtual denominado Bolivia Debate: Ocho temas que todo periodista debe conocer, que abordó la problemática de medios de comunicación y violencia contra las mujeres.

Para la especialista en temas de género, tanto los medios de comunicación, el sistema de educación y otra sin institución como la familia el Estado y las leyes son base simbólica para la socialización de los valores patriarcales.

Novillo, con base a la investigación de Segato, planteó que la pedagogía de la violencia se implanta por la repetición. La exposición permanente a la violencia genera una especie de anestesia a la empatía del receptor. “Entonces hablar de violencia contra las mujeres ya no nos mueve ni una fibra emocional y actualmente la exposición a la violencia se ha ampliado, tenemos mayor acceso a información para los jóvenes a través de redes sociales y no necesariamente de la manera más adecuada”, afirmó Novillo.

La especialista señaló que, en general, cuando se habla de violencia destacan las cifras y los números, pero se habla de las historias que están detrás de los feminicidios. También observó que en redes sociales se instalaron imaginarios en que la sexualidad de la mujer debe ser administrada por hombres, que las tareas de cuidado corresponden solo a mujeres, o algunos videos que hicieron apologías de delito de violación, por ejemplo.

Novillo observó, por ejemplo, que en el abordaje los medios ejercen una posición de “rapiña, escarnio y ataque” a la dignidad del cuerpo de la víctima. “Esta es una forma de revictimización porque no se respeta a la víctima y lamentablemente es frecuente. No se identifica al agresor y la atención se centra en la familia o en la propia víctima”, cuestionó.

El otro ámbito donde se mueve el manejo de estos temas está en la espectacularización cuando se repitan detalles sórdidos o morbosos del tema.

En este contexto, reflexionó a los comunicadores sobre ejercer la comunicación con enfoque de género, promoviendo la integración de la perspectiva de género, diferenciando en la representación de hombres y mujeres, revisar la utilización de lenguajes y contenidos mediáticos, democratizar el espacio mediático, entre otros.

“En el caso de la violencia en particular se han producido algunos decálogos como por ejemplo el denominado “Cómo tratar bien los malos tratos”, para que los comunicadores puedan abordar de mejor manera estos hechos”, reflexionó.

¿LA VIOLENCIA

HA INCREMENTADO

O SE VE MÁS?

Para Novillo se dan ambos procesos, pues a partir de las normas para prevenir la violencia se contribuyó a visibilizar; sin embargo, también se incrementó no solo en número sino también en crueldad.

Para Novillo, la violencia contra las mujeres surge como expresión de un sistema social en el que se producen relaciones desiguales de poder entre mujeres y hombres. Esta naturalización de desigualdad fue consolidando algunas diferencias con base en la identidad sexual, que genera desigualdades, desbalances y jerarquías en la sociedad, lo que se traduce en la violencia como mecanismo de disciplinamiento y domesticación de las mujeres y su comportamiento.

Bolivia es país donde se registran más asesinatos a mujeres de Sudamérica. Las tasas de feminicidios más altas por cada 100.000 habitantes en 2018 fueron para El Salvador (6,8), Honduras (5,1) y Bolivia (2,3). De acuerdo con ONU Mujeres, Bolivia es el segundo país con las tasas más altas de violencia sexual contra las niñas y las mujeres.

Según la Encuesta de Prevalencia y Características de la Violencia Contra las Mujeres de 2016, Siete de cada 10 mujeres sufrió violencia física en algún momento de su vida. La mayor cantidad de las víctimas que denuncian violencia contra la mujer están entre los 29 y 59 años.

El mismo informe señala que el 67% de las denunciantes hacen o presentan una denuncia formal y solo el 56,4% de ese total no tiene sanción. Solo se dio sentencia penal al 35% de los casos.

En los últimos ocho años, desde que se comenzó a recabar información sobre feminicidios, los casos de este tipo fueron variando; se registraron 26 casos en 2013, 77 en 2014, 110 en 2015, 111 en 2016, 109 en 2017, 128 en 2018, 117 en 2019 y en lo que va de 2020 se acumularon 104 casos.

“Probablemente la tendencia nos lleve a terminar este año con los 115 o 120 casos de feminicidios”, señaló Novillo.

VIOLENCIA EN

CUARENTENA

En su disertación también hizo un análisis de la violencia contra la mujer durante la cuarentena rígida. En ese marco, presentó los datos que registró la Coordinadora de la Mujer que señala que entre el 22 de marzo y el 31 de mayo se registraron 2.738 casos de violencia familiar o doméstica; 153 casos de abuso sexual, 124 casos de violación, 118 violación de infante niño, niña y o adolescente, 102 casos de estupro y 60 de otros delitos enmarcados en la Ley 348.

“Las mujeres y las niñas hemos estado pasando 24 horas y siete días a la semana dentro de la familia (…). Esto nos llama la atención pues pese a lo que se podía haber creído que durante el periodo de cuarentena las mujeres dentro de su casa podrían estar más seguras, lo que hemos visto es más bien una constatación de que el espacio doméstico, el espacio privado sigue siendo el lugar menos seguro para las mujeres y niñas”, afirmó a tiempo de aclarar que solo en el caso de violencia sexual, se produjeron en promedio siete denuncias por día durante la cuarentena.

 
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