Las especiales características de la vida política de país han registrado abruptos cambios en lo que va de los últimos meses, pero en especial en semanas recientes. Se pasó de la tensa etapa del gobierno de Evo Morales a otra menos agitada del interinato de Jeanine Áñez, aunque ambas tuvieron el mismo denominador común de la incertidumbre por lo que podría pasar después de sus respectivas gestiones. Las conjeturas sobre el futuro variaban de un extremo a otro y ni siquiera existía una opinión acerca de que se produzcan hechos extraordinarios.
Sin embargo, a 21 días de la llegada del nuevo gobierno que maneja las riendas del país, se pudo observar la presencia de un clima de completa tranquilidad y que daba oportunidad a la población a relajarse y dedicarse a recomponer sus actividades, en especial después de la cuarentena que, en vez de que dure dos meses, duró alrededor de diez, produciendo devastadoras consecuencias en la vida económica nacional y en la psicología de la población.
No se puede decir con exactitud a qué se debió ese estado de cosas, aunque algunos lo atribuyen al final de una etapa de gobierno autocrático y otros a la existencia de un gobierno con tintes democráticos que responde a la confianza que depositó en él la voluntad electoral mayoritaria.
Lo cierto es que en últimas semanas se observó más que anuncios de fuerza, un silencio muy próximo a un vacío de poder, algo verdaderamente extraño en la vida política boliviana que permitió tener la tranquilidad necesaria para reflexionar sobre la suerte del país.
Regularmente, la evolución de la vida política nacional pasa de un estado de desorden a otro de mayor o menor desorden, pero en este caso, que pudo considerar que el país pasó a un estado de tranquilidad absoluta y permitía pensar que no había gobierno y que se había llegado a la ilusoria vida sobre la que pensaban los grandes ideólogos de la izquierda mundial, es decir, que ya no existía el Estado y todos se podrían dedicar libremente a sus actividades particulares, sin que nadie tenga que sufrir por la presencia de autoridades. Así, habría llegado la etapa en que estaba en vigencia el principio “Más libertad, menos gobierno” y goce de las libertades democráticas, tan venidas a menos en últimos tiempos, a raíz de la consigna extremista “Todo el poder al Estado” que llevó a la ruina y el hambre a países ricos y que tuvieron que revisar su pensamiento.
En recientes semanas, pues, en el país se registró un vacío de poder al parecer interesante, pero que terminó súbitamente cuando el gobierno del presidente Arce Catacora, ajustándose los pantalones, destituyó al desfasado Ministro de Agricultura y Tierras, dando así una lección de ética y de voluntad de poner fin al populismo que amenaza con imponer sus designios y retornar a los días de inquietud. Así, el Estado nacional no registrará una situación de caída libre en el aire y volverá a marchar por los amplios caminos de la democracia.
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