La clase media

Esta clase social es el divorcio de las aguas de dos torrentes paralelos y turbulentos que tarde o temprano chocarán con violencia, uno contra el otro. Es el término medio entre los extremos de la plutocracia y del proletariado. Ya La Biblia lo dice, “en el medio está la virtud”. La clase media no existió en el medioevo y es un fenómeno moderno. Los clásicos griegos nos hablan de un estrato equidistante de los ricos y de los pobres o labradores. Los ejércitos fueron mercenarios sostenidos por las ciudades-estados. El origen de la clase media puede encontrarse en la burguesía, pero con rasgos diferentes, la primera, tributaria de la Revolución Industrial. Una clase pudiente anterior al industrialismo fue la de los comerciantes, artistas y artesanos de gran nota, pero todavía no con las características burguesas netas del modernismo. La nobleza con sus privilegios estuvo encima pero al paso de la Revolución Francesa y de otros acontecimientos la burguesía sobrepasó a la nobleza en riqueza y se puede decir que la sustituye por el dinero como alta clase social contemporánea. Naturalmente, existen estratificaciones en su interior.

La clase media --ni rica, ni pobre-- surge de la formación propia y del saber, configurando un nivel distinto de los extremos, además, y en términos generales, se conforma con un nivel de vida suficiente pero no excesivo. Se diría que es la burocracia actual pero puede superar esta metonimia --algo peyorativa-- gracias a su constante cualificación. Se incluyen en esta clase social los pequeños y medios propietarios, bastándole una vivienda digna y un automóvil. Tal semblanza la convierta en apta para la administración tanto pública --el Estado-- cuanto privada.

Atento a estas cualidades en la antigüedad, Aristóteles decía: “es el elemento que la naturaleza destina a la organización y gobierno del Estado” y añade que no ambiciona la opulencia ajena “como los pobres, su fortuna no es envidiada como la de los ricos”. Alguien había dicho, “mi mediana fortuna es mi alegría”. El estagirita le atribuye la virtud o excelencia social y política como el valor supremo perseguido por las sociedades para el logro de la felicidad colectiva. Siempre la riqueza es el motivo de la discordia y la pugnacidad de los sectores entre sí. Este desvalor crece a medida que la virtud ciudadana declina.

La clase media tiene la misión de equilibrar la vida de las naciones y se erige como el justo medio alrededor de los que tienen poco contra los que tienen mucho. En la actualidad la corrupción inunda el mundo y a sus actores envilece, la impunidad rampante la alienta. Este mal pareciera apoderarse de las clases insurgentes que irrumpen al poder, impulsándolas hacia su codiciada meta por la riqueza a través del Estado o a la sombra de éste. Frente a este hundimiento, las sociedades organizadas intentan y logran cada vez más incorporar un mayor número de la población a la clase media. Constituye un objetivo de la posmodernidad; Europa lo está logrando. Las naciones armoniosas y estables lo deben a su extensión como clase. La clase media es a la armonía social, lo que los extremos de la riqueza y la pobreza son al enfrentamiento e inestabilidad.

Aunque parezca irónico, en nuestro medio este colectivo social ha sufrido el vilipendio de “clasemediero”, excluido y sustituido de la cosa pública a diferentes niveles. Más aun, el poder propuso matar su espíritu, menoscabar sus valores y sustituirlos por un simbolismo fementido y agresivo. A la par, se propugnó su división entre la “tradicional” y una supuesta “nueva” clase media. En gran parte su ausencia de la administración ha determinado los errores, defectos y calamidades sufridos por el país en los últimos años, y que puede repetirlos. Se dejan ver, no lejos.

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