¿Un Estado fallido?

Tan corroído está el grillete de nuestra inconciencia, como esclavos de nuestro pasado histórico estéril, con el eterno y mañoso crecimiento inmoral de la política partidaria, en un país de historia ominosa inexplicable, de hechos que ocurrieron al irse formando progresivamente la nacionalidad boliviana. Acumulación histórica que perdió su legitimidad, provocada por la insolvencia de su gente, inútil en su esfuerzo, el país y su propia inercia en nada ayudó y nos preguntamos: ¿Qué se hizo como Nación? ¿Qué hicimos por cambiar? ¿Qué estamos haciendo ahora?, la tecnología desborda nuestros paupérrimos conocimientos, en una mediocridad que gradualmente pierde su norte.

No somos un estado real o verdadero, falta mucho para consolidar el Estado-Nación, su estructura en cada crisis tambalea, le faltan elementos fundamentales que hacen al Poder Nacional y su fortaleza, lo principal, el Bien Común, que no es el “Buen Vivir ancestral”; la Conciencia Nacional; la Cohesión Nacional; lo que no existe y nunca existirá es Unidad Nacional; peor definir la Identidad Nacional; en cuanto a las Aspiraciones e Intereses Nacionales, no existen políticas y leyes de Estado, menos un Proyecto Nacional.

Fuimos y seguiremos siendo un Estado de debilidad quebrada, azotado por el regionalismo, discriminación y racismo que nos divide y polariza, anclados en subdesarrollo y pobreza (ignorante), lleno de sanguijuelas que prosperaron robando al Estado, con gobiernos que solaparon el narcotráfico de pingues ganancias, y en casi dos siglos no se llegó al final del túnel, se perdió el control territorial de algunas regiones, otras republiquitas de la cocaína; con tribunos pseudo profesionales, prevaricadores prostituidos y envilecidos que en 15 años defendieron a su partido político y no a la CPE, ultrajada y pisoteada; con una justicia abominable, vendida al mejor postor. Debía imperar el gobierno del pueblo, y no el gobierno del “partido político”, partidocracia que adopta lo decidido dentro del partido, el poder detrás del poder, tan perverso que erosiona la autoridad legal en sus decisiones, con aplicación de leyes irregulares, mayoría congresal bajo liderazgo demagógico, no se respeta a minorías, no se ve separación de poderes, las garantías individuales son absorbidas por normas revanchistas, tendencias de odio y venganza envenenada. ¿Dónde está la Democracia?

La corrupción de 14 años, adosada por el espíritu dañino de Añez; la criminalidad y envilecimiento sin parangones en los tiempos del Covid 19; partidos políticos quebraron la alianza política, abrieron puertas al populismo irracional y destructor, metidos en nebulosa de la anti patria, cobardes y traidores entre ellos, la institucionalidad presa de su funcionalidad, las FFAA seguras de su neutralidad, personalidad y firmeza, la Policía y sus circunstancias. Aparecen propuestas de reformas constitucionales que reflejan la búsqueda de nuevos equilibrios de poder; nuevos contratos sociales para consolidar el poder absoluto, un totalitarismo secante. Los políticos del montón son producto supremo y corruptor por excelencia; el caudillo de la ignorancia perpetua manda al diablo la pedofilia y crímenes imputados, solo piensa en el “Estado hacienda o chaco”, hacer y deshacer, destrozó los valores y tradiciones de la sociedad, robó su espíritu y dignidad. Su presencia es la maldad conflictiva y criminal, no conoce ética, moral, vergüenza y dignidad, plantea la sustitución de Estado y el legado de Hugo Chávez.

Agrupaciones sociales en tensión extendidas en todo el territorio, dirigidas y financiadas desde el Chapare, populismo demagógico destructor, en las masas la razón no tiene efecto, según el giro imaginario, violento y repentino; ignorancia grupal grita “guerra civil”, ¿contienda entre hermanos?, tan pérfido y protervo el que agita, un alienado y distorsionado por la sociedad. Conociendo la etiología y la evolución de la guerra, el pueblo consciente no se abstrae a esta eventualidad, las manifestaciones de agresividad masista como payasos de circo, ni acometidas violentas son señales para un conflicto armado. Algunas naciones nos tildan de incivilizados o de semi salvajes, de continuar este desasosiego, irremediablemente culminaremos en desintegración social y territorial.

Ausencia de normas legales, inseguridad jurídica, no hay “Seguridad sin desarrollo, ni desarrollo sin seguridad”. El país sobrevivió gracias a su “inercia”, puro remiendos sin visión de futuro y continuidad política, nadie visionó el futuro de la Patria, ni definir el prototipo o perfil del hombre boliviano (virtuoso, honesto, valiente, guerrero, amante de su Patria), como conseguir la culturización campesina. Alcides Arguedas decía que entre el “indio bueno, el blanco malo, el peor es el cholo”, culpable tal vez de la prolongada decadencia social, rémora que divide y polariza, mayoría ignara que encarna el odio. Somos uno de los países más pobres de América, no porque alguien se muere de hambre, sino es la ignorancia que carcome. La historia grabará la lógica de la caída.