Moda
Fotos: Juergen Téllez
Con una puesta en escena excepcional, que solo Chanel puede recrear, fue presentado el desfile Métiers d´Art o artesanos de la moda, la colección más delicada de Virginie Viard.
Fue en la maison francesa en Chenonceau. Se trata del Château des Dames o castillo de las damas, con una historia ligada a grandes mujeres. Damas extraordinarias de la talla de Khaterine Briçonet, Diane de Poitiers, Catalina de Médici, Louise de Lorraine, Gabrielle d'Esrées y Louise Dupin.
En el valle de Loira, en Francia, y con su momento histórico más floreciente datado en el siglo XVI, fue en esta obra maestra arquitectónica del Renacimiento donde la reina de origen italiano Catalina de Médici hizo eterno para siempre su nombre.
En la decoración del castillo pueden verse a menudo dos C entrelazadas que, atención a los amantes de las coincidencias (o no) tienen un asombroso parecido con la doble C con que en 1921 coco Chanel coronó el tapón del perfume Chanel nº5.
Los leones (que tanto amaba Gabrielle Chanel y convirtió en su símbolo) bordados en los tapices, el blanco y negro como música de fondo, los jardines simétricos que rodean el regio edificio y los azulejos de la Galería Real han servido como escenario inmejorable para una colección que también lo es.
“No sabemos si Coco se inspiró directamente en ella, pero es muy probable porque admiraba mucho a las mujeres del Renacimiento. De ahí nace su gusto por las gorgueras de encaje y la estética de algunas piezas de su joyería. En el fondo, este lugar es parte de la historia de Chanel”, explicaba Virgine Viard, la directora creativa de la firma sobre la elección.
Recordaba que en 1936, Gabrielle Chanel escribió un artículo sobre las mujeres de esa época: “Siempre me ha impresionado un extraño sentimiento de simpatía y admiración hacia las mujeres que vivieron desde François I hasta Luis XIII, tal vez porque las encuentro todas grande, con una magnífica sencillez y una majestad imbuida de onerosos deberes”, decía la mujer que revolucionó para siempre la moda.
Por eso ese castillo, el castillo de las damas, era el lugar ideal. En la gran galería donde transcurrió el desfile, el motivo a cuadros en blanco y negro del suelo recuerda a un juego de damas a tamaño real, que Viard acompaña con minifaldas de lentejuelas, así como en una falda larga de tweed geométrico con flecos o patchwork con un jersey de jacquard blanco y negro
Un abrigo largo de terciopelo negro, como de “novia vestida de negro” que fue Catalina de Médici que vistió para siempre en ese tono tras la muerte del rey de Francia Enrique II, abierto para revelar un traje-body en tweed pálido es otra de las piezas clave de la colección.
Las creaciones de Viard pasan por una potente estética de aire ochentero que introdujo ya en la colección de Alta Costura, con vibrantes contrastes de colores. En este caso, las referencias no dejan de asomar en los leggings que incluyen prácticamente todos los looks, en tonalidades que van del rosa suave al azul eléctrico. Se llevan con absolutamente todo: por debajo de micro-shorts, de faldas de punto; hasta los clásicos conjuntos de tweed se actualizan con este accesorio que da a la colección un aire rebelde y juvenil.