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¿Los cocaleros deben pagar impuestos?

Luis Christian Rivas Salazar

Los cocaleros deben pagar impuestos según el Principio de universalidad porque su cumplimiento obliga igualmente a todos, su carácter es general. Desde su creación, distribución y supresión debiera incumbir a todos de la misma manera, en conformidad con el Principio de igualdad de todos ante la ley, sin aceptar ningún tipo de discriminación positiva que privilegie a ciertos sectores en perjuicio de otros. Pero detrás de los impuestos hay una imposición, la misma palabra y su etimología proviene de las palabras “in” (hacia dentro) y “positus” (puesto), del verbo imponer, su naturaleza es la obligación, entonces, hay una inmoralidad cuando se llama contribuyente al que está siendo obligado. Contribuir es aportar de manera voluntaria, pero si se realiza este acto de manera involuntaria se tiene una acción inmoral, compulsiva y de paso sancionada. Basta dejar de pagar impuestos para conocer un castigo por un hecho que no es malo en sí, sino castigado por orden de una ley.

Los cocaleros deben pagar impuestos como todos, pero no bajo las actuales reglas del infierno tributario boliviano. Imaginemos a los contribuyentes ardiendo en un círculo dantesco, donde pecan por ser formales, como si esta condición fuera un castigo que lleva a una empresa a la quiebra y desde la lava hirviente, las víctimas del cobrador piden que todos sufran el mismo suplicio sin perdón, todos que padezcan el calvario de ser contribuyentes, una situación irracional, sin duda.

Entonces, los legisladores en vez de estar proponiendo leyes para que todos sientan el terrorismo tributario, deberían ocuparse de eliminar, abrogar y derogar impuestos, bajar alícuotas, para que nos salven del infierno tributario y nos alivien de la pesada carga que soportamos en los hombros.

Que el pedido de que los cocaleros paguen impuestos no sea irracional, movido por los celos y la envidia, todo lo contrario, que se racionalice y que se comprenda el viraje de mentalidad, todo empresario, emprendedor, comerciante, productor, pequeño, mediano, grande, quiere tener su dinero en su billetera para crecer, antes que esté en los bolsillos largos de los gobernantes. Las sociedades prosperan desde sus bases y no así desde el aparato burocrático recaudador, mientras más impuestos se recaude, más pobre será el pueblo; también mientras menos impuestos existan y sean bajas sus alícuotas, mayor recaudación existirá, nos dirá la Teoría de la curva de Laffer.

Cuando entendamos que Bolivia es un infierno tributario, que según el Paying Taxes Index 2020 de la Pwc, que ocupa el puesto 186 de 189 países acompañado de Venezuela, Chad, Congo, Guinea, donde la facilidad para pagar los impuestos tiene una nota tan baja de 21.6, siendo un mito eso de pagar impuestos en facilito, con una presión fiscal de 83.7, 1025 horas al año invertidas en pagar impuestos en 42 pasos. Además, debemos observar cuál es el esfuerzo fiscal para pagar esos impuestos en un país caracterizado por ser también un infierno burocrático, con una legislación laboral rígida, prácticamente nos daremos cuenta que es heroico tener una empresa formal en este país. Se agrava la situación cuando tenemos de presidente y de autoridad del sector a las mismas personas que se jactaban de tener éxitos en las recaudaciones, como nunca antes se tuvo en la historia.

Dadas, así las cosas, entonces recaudar es un acto de saqueo y castigo al formal, no pediríamos que si nos están robando este sea un acto general, sino más bien, solicitaríamos libertad económica. Si existen personas que se están enriqueciendo por no pagar impuestos, esta debería ser más bien la situación de todos. El aporte y contribución única y uniforme se daría sobre un gobierno limitado, un Estado mínimo, obviamente debemos pensar en un recorte del gasto fiscal, cerrar oficinas de empleados públicos supernumerarios, ser austeros, etc., pero somos conscientes que estamos pidiendo al recaudador que no nos asfixie como no lo hace con sus privilegiados.

 
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