Edgar Quispe Torrez
¿Qué noción tenemos en relación con estos dos conceptos?, es importante deducir en principio que se constituyen en uno de los ejes articuladores del Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo, junto con el plurilingüismo, estipulados en la Ley 070 Avelino Siñani - Elizardo Pérez. En segundo lugar, es necesario vislumbrar que lo intracultural está relacionado con la recuperación de los saberes y conocimientos ancestrales de cada pueblo o nación y que lo intercultural va direccionado a lograr la convivencia armónica y equilibrada entre todos los pueblos, como señala la Constitución Política del Estado.
Sin embargo, en estos casi diez años de vigencia del actual modelo educativo podemos apreciar varios vacíos, los cuales provocan incertidumbre y discusiones en relación con la real interpretación de estos dos conceptos. Considerando la intraculturalidad, uno de sus elementos es el denominativo tan de moda “descolonización”, como término base, cuyo fin es el rompimiento del esquema colonial frente a la supuesta superioridad capitalista. Esta apreciación tiene gran asentimiento en los movimientos sociales por la simple razón de que, inteligentemente, las autoridades gubernamentales lo tomaron como bandera y escudo a la vez, con fines político partidarios, provocando el enfrentamiento ideológico, desmesurado en algunos casos, de los campesinos hacia la “clase media”.
Ahora bien, en el plano educativo cómo concebimos lo intracultural, cuál es el papel que va desarrollando. Pudimos percibir que lo intracultural se ve reflejado en un gran porcentaje en los trabajos realizados por los docentes que cursaron el Programa de Formación Complementaria de Maestros y Maestras (PROFOCOM) para la obtención del grado de licenciatura.
Si bien esta modalidad tuvo muchas observaciones, se vio recopilaciones e investigaciones interesantes que mostraban las manifestaciones de saberes y conocimientos de los abuelos, plasmados en tradiciones, cuentos, leyendas, juegos, música, danza, poesía y aspectos de la vida como el “ayni” o la “minka” y algo para destacar, la práctica de la merienda comunitaria denominada “apthapy” que, por cierto, se hizo muy común en nuestro medio. Esa realidad también se la pudo percibir en el proceso de aprendizaje, fundamentalmente en el área rural y lugares suburbanos. Pero ¿cuál fue el impacto en la educación o para la educación en Bolivia?, ¿se ve cambios de impacto social?, ¿dónde quedan las ciudades y sectores urbanos? Sin duda son interrogantes que merecen ser respondidos de manera urgente.
En consecuencia, ¿qué rol cumple ahora la interculturalidad en nuestra educación?, pues muchos van buscando respuestas certeras a este interrogante. El papel de lo intercultural se basa fundamentalmente en la reciprocidad, la convivencia armónica entre pueblos y culturas, campos y ciudades, valles, llanos y altiplano y que va mucho más allá de una simple “recuperación de saberes” o “acumulación de elementos étnicos”. Por ello, la intraculturalidad tiene que constituirse en una práctica inseparable de la interculturalidad, porque no es posible aceptar una educación intracultural que al mismo tiempo no sea intercultural. Estos dos elementos están presentes en el diario vivir en cada uno de nosotros, en tal sentido no tenemos que solamente considerar lo intracultural, sino que tenemos que basarnos paralelamente en una mirada intercultural para ir construyendo conocimientos de fortalecimientos identitarios con sentido universal heterogéneo, cuya finalidad sea tener una educación para todos, con justica social.
Edgar Quispe Torrez es Mg Sc. Prof.
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