Hace varios años, en un seminario sobre drogas y narcotráfico organizado por la VOA de los Estados Unidos, se llegó a la siguiente conclusión: “El narcotráfico agranda sus fortunas acudiendo a todo y son los grandes emporios económicos que, por medios directos o no, se alimentan del negocio sucio de las drogas”.
Lavar cuantiosas fortunas procedentes de la comercialización de drogas es el problema mayor de los dedicados al vil negocio, porque se trata de importes fabulosos que llegan a centuplicar los presupuestos de la mayoría de países del Cuarto y Tercer Mundo, países que, si tuviesen tan solo el 20% de ese dinero --pero dinero legal-- bien podrían salir de la pobreza y, en pocos años, hacer desaparecer las drogas de la faz del planeta. En varios sitios, el lavado de dinero recurre a negocios limpios, a bancos que caen ingenuamente y, sobre todo, cubren sus necesidades de dinero limpio “logrando intervenir como “socios o propiciadores de viviendas que son construidas con dinero sucio y al venderlas como propiedades legales recogen dinero limpio”; pero, todo ello no es suficiente y se hacen partes importantes del contrabando y organizan grupos para introducir y sacar mercaderías de los mercados con la finalidad de contar con fortunas aptas para ser parte de la economía legal. Lo más importante y efectivo es que intervienen en las bolsas y al ser propietarios de gran cantidad de acciones de grandes empresas públicas y privadas, cuentan con los mejores medios para contar con dinero limpio.
Se debe convenir en que en la mayoría de los grandes negocios del mundo, generalmente los dueños legales o principales accionistas no saben ni intervienen en lo que “se ha metido a sus empresas”; ellos participan de la parte legal, que es lo mínimo comparado con todo el lavado que hacen de las excesivas tenencias de dinero que no siempre encuentran acomodo para ser legalizadas; así, lo que gastan en cualesquiera negocios u operaciones financieras, disminuye mínimamente lo que poseen y que, casi inmediatamente, son reemplazados por ingentes ingresos en efectivo que reciben por la comercialización del letal producto que invade permanentemente los mercados del país en los que operan los comercializadores. Se trata, pues, de una cadena interminable con la diferencia de que son más los ingresos y mínimos los egresos con inclusión de todo lo que puedan legalizar.
De muchas maneras, la demasía excedentaria de dinero habida en el mundo se acrecienta con el delito de la corrupción que resulta ser socio importante del gran delito que es el narcotráfico y que resulta tener como cabezas importantes a empresarios de toda laya. Ante situación tan tenebrosa, ¿qué pueden hacer los gobiernos y los pueblos que tienen conciencia de que deben combatir al negocio de las drogas? ¿Qué posibilidades de tener éxito pueden tener si prácticamente, podría decirse que una gran mayoría del dinero legal está en poder de quienes --tal vez sin saber ni darse cuenta-- son “socios inocentes y transparentes” del mayor conglomerado de delincuencia que se incrementa en el día a día de vida de la humanidad.
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