El Presupuesto General de la Nación (PGN) 2021, con pocas y mínimas variantes es calco de los anteriores. En consecuencia, el 85% de todos los ingresos del país se concentran en el Gobierno Central, bajo la égida centralista de los últimos años. El 8% se destina a los 339 municipios del país y el 4% a las nueve gobernaciones, el resto a las universidades públicas. Esta distribución inequitativa por sí sola muestra las estrecheces económicas señaladas para los municipios y sobre todo para las gobernaciones, las que deben cargar con rubros pesados e imposibles como el de la Salud, según la legislación vigente.
Hasta donde pudo trascender, el PGN asigna a la cartera de Salud 22.216 millones de bolivianos; al Ministerio de Educación 23.770 millones de bolivianos; a Defensa 4.497; a Gobierno 4.679 millones de bolivianos. Apenas se percibe bajos recortes al gasto ordinario y de sueldos y salarios, los que en este caso deberían ser fuente de ahorro por la excesiva burocracia y los gastos suntuarios.
El PGN 2021, finalmente, asigna el 10% a la Salud después de 10 años de espera. Sin embargo, este porcentaje cubre el gasto general de salubridad, pero pretende abastecer al mismo tiempo los requerimientos de la pandemia de Covid 19, condenada de ingreso a no poder atender las remuneraciones del personal médico contratado de manera extraordinaria, tampoco los insumos de terapia intensiva y la dotación adecuada de bioseguridad a los profesionales sanitarios que, en gran cantidad, exigirá el rebrote pandémico. Estos rubros están endosados a las gobernaciones y alcaldías.
Está claro que el Ministerio de la Presidencia sigue gozando de una billetera abundante que no parece avenirse a la realidad económica presente. Un ajuste racional de ese ministerio debería volcarse como auxilio a la emergencia de Covid 19, por ejemplo. Mientras la abundante propaganda oficial en los canales audiovisuales a cargo de ese ministerio no ha cambiado en relación con los tres lustros anteriores.
El PGN señala parcialmente las fuentes de financiación, que no serán las mejores en el ejercicio 2021. Han disminuido las recaudaciones fiscales debido a la pandemia y a la paralización productiva por la cuarentena y la recesión. El capítulo de los hidrocarburos corre la suerte de la reducción de los precios internacionales. En estas condiciones, sin duda, gran parte del PGN descansa en el endeudamiento externo, sin que sea fuente segura, si se ve que este tipo de endeudamiento alcanza a más de 20.000 millones de dólares en el país, solamente hablando del crédito desembolsado, fuera del comprometido. Lo anterior señala el tope de endeudamiento que admiten los organismos encargados del financiamiento crediticio y los posibles países prestamistas.
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