Navidad, fuente eterna de amor, paz y unidad

El recuerdo del Nacimiento de Jesús en la ciudad de Belén es, para todos los cristianos del mundo, un factor de unidad y amor que buscan, con anhelo ilimitado, que la paz y el entendimiento entre todos los hombres sea nexo de unión que permita superar los múltiples problemas que afligen al ser humano que precisa, con mayor urgencia que en otros tiempos, de cohesionar sentimientos de amor y paz para enfrentar a todo lo que lo aflige y causa dolor y muerte, angustia y desesperación, desunión e intranquilidad en todo el planeta casi siempre dividido por discordias, incomprensiones y males que socaban sus virtudes y cualidades, virtudes que bien podrían verse acrecentadas tanto cuanto se hayan superado estados de postración, indiferencia y frialdad que hay en los corazones de quienes deberían amar y adorar a Jesús que nació, vivió, murió y resucitó para asegurar la vida temporal y eterna de todas las generaciones.

Navidad es el recuerdo permanente del mensaje emitido por el Creador como prueba de Su amor para que haya paz en el mundo y termine todo lo que separa y envilece las almas que no dejan espacios para la armonía y la concordia. Para nosotros, los bolivianos, luego de largas peripecias, vicisitudes, disentimientos y discordias corresponde que a Jesús lo tomemos como eslabón que nos una plenamente en pro de vivir, trabajar y construir la patria siempre anhelada, el remanso de amor, entendimiento y unidad entre todos para evitar que las diferencias nos causen dolor y sufrimiento; por todo ello es preciso acrecentar la fe en Dios y Su misericordia.

Navidad es sentimiento que se cobija en todos los corazones, incluidos los que no son cristianos y donde Jesús no tiene significado para sus vidas; pero, es el mensaje de caridad y amor, es la palabra evangélica que propala sólo paz, amor y unidad para que el hombre abrigue sentimientos de humildad que le permitan abandonar la soberbia que es simiente de todos los males que sufre el ser humano y que no le permite recorrer los caminos de armonía que crea e insufla en los corazones el amor de Jesucristo que, a través de los siglos, alimenta y fortifica los sentimientos humanos para compartir las virtudes de fe, esperanza, paz y caridad con sus semejantes.

Sentir la Navidad es sentir a Jesús, es comprobar que la humanidad puede unirse y encontrar las sendas que conducen al entendimiento entre todos, deponiendo odios y sentimientos ajenos al bien común, tomando conciencia de que todos somos hijos de Dios. Sentir la presencia de Jesús en la Navidad es rememorar Su nacimiento compartir Su vida y ser partícipe de Su amor. La Navidad es el grito o clamor a Dios para conseguir que la paz reine entre los hombres, los pueblos y las naciones. Es el mensaje que contiene amor y sentimientos de unidad.